Agné y la teoría del megáfono en las sustituciones

El entrenador del Zaragoza, pitado por no sacar a Samaras ante el Numancia, se escudó en que Ros había pedido el cambio y el público eso no lo sabe.

Raúl Agné, en plena fase de explicaciones a sus jugadores durante el transcurso del juego en el Real Zaragoza-Numancia del este pasado domingo.
Agné y la teoría del megáfono en las sustituciones
Aránzazu Navarro

La teoría del megáfono la han recordado puntualmente en los últimos lustros en Zaragoza entrenadores como Víctor Fernández o Chechu Rojo. Ambos, que vivieron años sobresalientes al frente del equipo, tuvieron que aguantar diversas broncas de órdago a la grande desde las gradas de La Romareda cuando acometían determinadas sustituciones que no gustaban a la afición.

Este domingo, en un escalón muy inferior de vivencias y al término del partido frente al Numancia, Raúl Agné aludió al espíritu de la misma tesis para torear en rueda de prensa la bulla que generó contra sí mismo al no meter en el campo a Samaras y optar, primero por Dongou -en el segundo cambio- y finalmente por Jesús Valentín -en el tercero- cuando el partido estaba ya resuelto a falta de media hora con 3-0 a favor del Real Zaragoza.

"Esto es La Romareda. Y yo entiendo a la gente. Lo que ellos no saben es que, en el campo, teníamos a dos jugadores pidiendo el cambio, porque estaban tocados y con riesgo de lesión. Uno era José Enrique y el otro Ros. Yo le he preguntado a José Enrique cómo estaba y me ha dicho que bien y, encima, se sentía cómodo con el balón. Y sobre Ros, ya en la situación en la que estábamos, no queríamos arriesgar a tener una lesión. Por eso ha sido el cambio. No tengo nada que decir. Ellos (por la afición) no saben por qué es. No es una cuestión táctica, es una cuestión de que vamos justitos y de que la gente esté bien físicamente", esgrimió Agné cuando quiso explicar la razón de su maniobra desde el banquillo, sobre todo la de introducir en el campo a un defensa, Valentín, en lugar de un centrocampista dinámico como Ros, en la línea medular con todo solucionado favorablemente.

En su respuesta, Agné se acordó del megáfono de Víctor y Chechu, ese altavoz al que aludían sus viejos antecesores en el cargo de entrenador cuando eran silbados: "No tengo un megáfono para explicar desde el banquillo a todo el mundo por qué sustituyo a un jugador que está tocado, tiene molestias o ha pedido el cambio por lo que sea", era el escudo usado entonces. Un asidero totalmente razonable que, por sí mismo, disuelve sobremanera las críticas recibidas desde la hinchada cuando un técnico no convence con una sustitución.

Pero a Agné, en este caso, no se le criticó en absoluto la elección del jugador sustituido (en el segundo cambio, Xumetra dejó su puesto a Dongou; y en el tercero, Ros a Jesús Valentín), sino el hecho de que uno de los relevos no fuera el griego Samaras. "Lo de la aportación de Samaras... para mí, lo más importante es el club. Y yo intento poner y hacer los cambios que creo que aportan más. No voy a discutir la calidad de Samaras, pero se tiene que poner bien. Y nosotros, en esta situación, necesitamos que toda la gente que entra al campo aporte más frescura desde esos cambios. Ya le llegará el momento a Sami. Seguro", espetó Agné cuando se le insistió y matizó al respecto del lío.

Hay un par de cuestiones que agrietan la autodefensa de Agné. Una, en su propia declaración, que es un bucle absurdo: si José Enrique era uno de los dos que estaba pidiendo el cambio, resulta laberíntico entender cómo le dice que está bien y que quería seguir. Y otra, que si Samaras no estaba bien el domingo 5 de marzo para jugar, con el viento totalmente a favor, 15 o 20 minutos ante el Numancia, ha de colegirse que mucho menos lo estaría siete días antes, el 26 de febrero, cuando Agné sí utilizó al internacional heleno frente al Nástic de Tarragona en el último cuarto de hora, lo que supuso su debut como zaragocista.

"Samaras está igual", había advertido Agné en la previa del viernes, para avisar de que la progresión física del punta griego avanza lentamente. Pero si no estaba para jugar ante el Numancia con el caso resuelto favorablemente, habrá que pensar que fue una frivolidad sacarlo una semana antes frente al Nástic (donde además Agné no gastó el tercer cambio, teniendo al delantero Buenacasa a su lado) para intentar la remontada cuando los tarraconenses se pusieron 1-2 a su favor. Unas circuntancias mucho más exigentes para el equipo y el club que las que se daban en la recta final del duelo ante el Numancia.

Y, por último, en su razonamiento relativo al guión del último partido frente al Numancia, Agné esgrimió un dato que es imposible de admitir desde la parte del zaragocismo que criticó sus fundamentos para establecer las tres sustituciones: "Los cambios han sido gente de ataque por gente de ataque", aseveró el de Mequinenza. Que un defensa central, Jesús Valentín, entre al campo por Javi Ros, no responde de ningún modo a esa declaración.

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