Solo una victoria de seis en los dobles partidos seguidos en La Romareda

Solo el Real Zaragoza de Popovic, en 2015, logró ganar dos veces consecutivas en casa en 7 días desde que bajó a Segunda hace 4 año

Imagen del Real Zaragoza-Recreativo de Huelva de enero de 2015, cuando el equipo aragonés que entrenaba Popovic ganó 2-0 y enlazó su segundo triunfo seguido en casa en una semana. Jaime dispara una falta directa desde fuera del área para marcar el 1-0 ese día.
Imagen del Real Zaragoza-Recreativo de Huelva de enero de 2015, cuando el equipo aragonés que entrenaba Popovic ganó 2-0 y enlazó su segundo triunfo seguido en casa en una semana. Jaime dispara una falta directa desde fuera del área para marcar el 1-0 ese
Aránzazu Navarro

Parece fácil, pero no lo es. La tarea de ganar dos partidos consecutivos en casa, en apenas una semana (lo marca el calendario, por combinatoria, una o dos veces cada temporada), supone para muchos equipos un ejercicio de complicado cumplimiento, entre ellos, para el Real Zaragoza. La cosa no es nueva, viene de lejos y se sustenta en la estadística y en las sensaciones vitales que cuentan desde hace décadas los protagonitas, futbolistas y entrenadores respecto de esta tacada de dos choques encadenados en campo propio.

A priori, se tiende a considerar una enorme ventaja el hecho de acometer un par de duelos enlazados en la misma semana con el rol de locales. El factor campo, el apoyo del público, la lectura de los precedentes del fútbol que dicen que siempre hay más victorias de quienes juegan en casa que de los forasteros a lo largo de una campaña... todo invita a deducir que este breve tramo de la liga, con dos partidos seguidos como anfitriones, están próximos a convertirse en dos victorias, en 6 puntos.

Pero hay algo psicológico, elementos tangenciales al propio fútbol, que resquebrajan esos pronósticos y terminan por impedir que muchos equipos sean capaces de sumar esos dos triunfos concatenados en los dos partidos seguidos que la liga les pone en su campo. Y ahí, en esos territorios de las fuerzas desconocidas de la naturaleza, va a jugarse los cuartos el Real Zaragoza en los próximos días. Porque le llega la pareja de choques encadenados en La Romareda de esta temporada 2016-17 (esta vez, solo habrá una). El domingo, será el Nástic de Tarragona el primero en llegar al estadio municipal zaragozano. Una semana más tarde, repetirá visita otro rival cercano, el Numancia de Soria. 

Los antecedentes son afilados y sugieren mucha prevención. Desde que el Real Zaragoza juega en Segunda División, tras el último descenso obrado en 2013, el equipo aragonés solo ha sabido/podido saldar con dos triunfos uno de seis episodios como este. En los otros cinco, falló y no obtuvo los 6 puntos en disputa.

El único éxito lo tiene en su haber el Real Zaragoza de Ranko Popovic, que unió dos victorias en 7 días cuando ganó 2-0 al Leganés en la jornada 21ª y también 2-0 al Recreativo de Huelva en la 22ª (el final de la primera vuelta y el inicio de la segunda). Y hay que parar de contar, porque no hay más.

En el primer año en Segunda, con Paco Herrera (curso 2013-14), el cuadro zaragocista acometió dos tacadas de partidos seguidos en La Romareda. En las jornadas 4ª y 5ª recibió al Lugo y al Tenerife. Los lucenses ganaron en Zaragoza 0-1; al Tenerife, 7 días después, los blanquillos los derrotaron por 3-0. Solo sacaron 3 puntos de los 6. En la segunda tacada, de nuevo en el paso del ecuador de la primera a la segunda vuelta, el Real Zaragoza ganó 3-1 al Alcorcón pero no remató la faena una semana más tarde porque el Hércules de Alicante le empató 0-0. El balance se quedó en 4 puntos de 6.

El año siguiente volvieron a darse dos episodios de estos. En el primero, el equipo que dirigía aún Víctor Muñoz falló en la doble carambola. Al principio de la liga, empató 1-1 con el Sabadell (jornada 4ª) y ganó 1-0 al Alavés (jornada 5ª). Se quedó en 4 de 6, dejándose por el camino dos puntos ante los catalanes. El segundo caso es el referido del recién aterrizado Popovic, el único saldad de manera positiva.

La campaña pasada, tercera ya en Segunda División, el curso empezó torcido y Ranko Popovic se fue al otro lado de la horquilla de posibilidades respecto de lo logrado meses antes: perdió los dos partidos seguidos en La Romareda que se dieron en septiembre: 0-1 ante el Córdoba en la jornada 4ª y también 0-1 frente al Osasuna en la 5ª. Fue un doloroso y alarmante 0 de 6. Se repitió doblete en La Romareda en la unión de la primera y la segunda vuelta, ya con Lluís Carreras al frente del equipo. Ahí, en enero, el Real Zaragoza venció 1-0 al Llagostera en la jornada 21ª, pero perdió seis días después ante el Mirandés por 1-2. La suma fue 3 de 6 puntos.

Y ahora le toca el turno al Real Zaragoza de Raúl Agné, que este año lleva el calendario invertido en relación a lo que ocurrió en las tres temporadas anteriores y, por eso, solo va a tener que afrontar una sola vez el dúo de partidos enlazados en La Romareda en una sola semana, sin otro desplazamiento de por medio. Primero, el Nástic. Después, el Numancia. Los de Tarragona llegarán como penúltimos clasificados, después de haber sido colistas todo lo que va de liga. Por su parte, los sorianos caminan por mitad de la tabla en un año lleno de irregularidad.

Según las valoraciones, apreciaciones y consideraciones previas o apriorísticas, lo más normal debería ser que el Real Zaragoza hiciera una serie de seis de seis puntos, un pleno que lo lanzara de nuevo hacia la zona de la promoción de ascenso y rompiera con los riesgos de caer en la pelea de la parte baja de la clasificación, como sucede ahora. Pero la jurisprudencia avisa a todo el mundo de que el reto no va a ser sencillo. Por lo que sea, ganar dos partidos seguidos en campo propio es algo que cuenta con campos magnéticos y fuerzas ocultas que suelen complicar la encomienda sin saber muy bien por qué.

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