En sus primeros días en el Real Zaragoza, Georgios Samaras no pierde el tiempo. La gente del club que habitualmente conversa con él o le acompaña en la rutina cotidiana se está impresionando con la voluntariosa actitud del delantero griego. Por un lado, destaca su empeño en acortar todo lo posible los plazos de su puesta a punto física. Y por otro, está generando cierta admiración su animada predisposición para empaparse de todo aquello relacionado con la ciudad, con el estilo de vida en España y con la historia del Real Zaragoza.

Conocida la agenda semanal de trabajo del equipo, con jornadas de descanso el domingo y ayer lunes, Samaras solicitó un preparador para entrenarse en solitario. Esta decisión voluntaria fue atendida, y el futbolista heleno ha estado acudiendo en solitario los dos últimos días a la Ciudad Deportiva para afinar su estado bajo la supervisión de Andrés Ubieto, uno de los especialistas del cuerpo técnico.

Samaras ha seguido así un plan individualizado con el objetivo de incrementar su volumen de entrenamiento para que, cuanto antes, tal y como es el deseo de Raúl Agné, gané el ritmo de fútbol necesario y preciso antes de tomar contacto con el nivel competitivo.

Es el propio Samaras quien está modulando los tiempos de su ingreso al equipo, como desveló el entrenador la pasada semana, advirtiendo que el futbolista le había reconocido que aún no estaba apto para participar en la convocatoria de la cita contra el Levante. Un ejemplo de la honestidad profesional que siempre ha marcado la carrera de este delantero, en sus etapas en Inglaterra o Escocia. ¿Cuándo estará disponible el futbolista griego? La intención de Raúl Agné es reclutarlo tan pronto como sea posible, una decisión en la que el jugador tendrá voz. Podría ser ya contra el Alcorcón, el próximo fin de semana, en parte también para mejorar su adecuación a la dinámica del vestuario y al método futbolístico del entrenador: con un viaje, concentración y preparación previa del partido, el delantero daría un paso adelante en esa fase de acoplamiento.

Al tiempo que Samaras lubrica su musculatura y carbura sus pulmones, el griego siembra hacia la mejor adaptación posible. Ha solicitado ya un profesor de español. De momento, se maneja con el inglés en el vestuario, con futbolistas como José Enrique o Rolf Feltscher. También prepara su instalación definitiva en una vivienda.

Desde su llegada la pasada semana, se aloja en un hotel de Zaragoza, acompañado de su representante, pero ya ha iniciado los trámites para alquilar una casa. Este afán por avivar su integración a su nuevo club también se extiende a otros aspectos. Samaras ha manifestado interés en la historia del Real Zaragoza y ha descubierto conocer algunos datos, partidos o futbolistas de los tiempos recientes del club. Por ejemplo, ni a él ni a su representante les era un episodio extraño la remontada del Real Zaragoza en Girona en la promoción de ascenso de hace dos temporadas, con Ranko Popovic en el banquillo.

El mismo domingo por la mañana, después de concluir su entrenamiento particular, Samaras se convirtió en espectador de lujo del partido que en la Ciudad Deportiva disputaba el equipo filial. Sentado en un rincón del pasillo de acceso a los vestuarios, con el inseparable gorro que le acompaña en sus primeros días en la ciudad del viento, asistió a la victoria del Deportivo Aragón sobre el Atlético Escalerillas. Un día antes, presenció el encuentro entre el Zaragoza y el Levante rodeado de dos compañeros, Marcelo Silva y José Enrique. En el vestuario, como en el resto del club, ya se habla de Samaras en los mismos términos humanos que antes de su llegada: un tipo cercano, amable, sencillo, receptivo y muy atento.