Ángel Rodríguez, el delantero centro del Real Zaragoza, se ha acabado convirtiendo en la pieza clave del plan táctico de Raúl Agné. El método del mequinenzano gravita, como 'leit motiv' fundamental, alrededor de los movimientos del ariete canario. Se juega con balones directos en busca de su velocidad, se le utiliza como punta de flecha para que sus acompañantes puedan aprovechar sus incisiones en el eje de las defensas rivales a base de pelotazos súbitos o de combinaciones más sutiles que terminen siempre buscando los espacios en su entorno de influencia. 

Por esta causa y porque, en el mecanismo defensivo, a Ángel también se le pide un desgaste máximo en la presión del inicio de las jugadas del adversario de turno, el '9' tinerfeño es, de repente, la figura de más peso específico durante los últimos partidos del Real Zaragoza, quedando su capacidad goleadora (lo más sustancial siempre en un delantero) en un segundo término.

La consecuencia directa de esta exigencia táctica que está soportando Ángel en la pizarra de Agné es el enorme cansancio que el punta zaragocista sufre cada partido. Ha de correr kilómetros hacia todas las direcciones, pisar el área con sentido, buscar el remate, pelear segundas jugadas... y, si llega algún gol, celebrarlo todos por todo lo alto. Sin otro remedio, Ángel acaba cada jornada liguera agotado físicamente.

Ante el Girona, así fue un día más. Por esto, su rendimiento en los partidos tiende a ir de más a menos. Empieza pletórico, sobresale en las primeras partes por motivos obvios, y cuando la fatiga lo aborda le cuesta mucho más mantener un ritmo de efectividad táctica más continuado. 

Ángel ha charlado a solas con Agné sobre el césped de la Ciudad Deportiva al inicio de la sesión preparatoria de este lunes. Durante más de 10 minutos, entrenador y delantero centro han intercambiado pareceres. Se han sumado a la conversación los colaboradores del técnico. Finalmente, Ángel no se ha ido a incorporar al grupo mínimo de los titulares que, en esta jornada pos partido, correteaba como es hábito para tonificar los músculos en las horas posteriores al último choque, el del Girona. Se ha decidido que su destino fuera el gimnasio, la mesa de masajes. Ángel ya no es un chaval. Sobrepasa los 30 años (en abril cumplirá los 31). Y su importancia logística en los planes de Agné ha adquirido tal relevancia que, como sea, hay que mantenerlo cercano al cien por cien de rendimiento físico el mayor tiempo que sea posible.