El Real Zaragoza, cautivo de su límite financiero en el mercado

El club no puede entrar en ninguna puja ni regateo en los jugadores que interesan a más equipos. Por ello, quizá deba acudir a ventanillas y nichos menos concurridos.

Narciso Juliá y Albert Valentín, director deportivo y secretario técnico, respectivamente, charlan con el entrenador, Raúl Agné, en la Ciudad Deportiva.
El Real Zaragoza, cautivo de su límite financiero en el mercado
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El Real Zaragoza comienza a sentir lo que preveía hace un par de semanas, cuando el motor del mercado invernal de fichajes se puso poco a poco en marcha. No es otra cosa que la sensación de debilidad, por su limitación financiera, a la hora de optar a contratar a determinados jugadores que han salido o van a ofertarse en el escaparate de enero. El equipo aragonés se ha ido posicionando en su interés por varios futbolistas de equipos de Primera División que, por una u otra causa, van a cambiar de club en los próximos 35 días. Pero, enseguida, la cola de interesados se ha hecho grande, como suele ser habitual en todos los mercados, por las pocas piezas apetecibles que asoman en esta ventana de mitad de temporada y la confluencia de necesidades que se da siempre entre varios clubes de Segunda, que terminan enamorándose de los mismos objetivos.


Ahí, el Real Zaragoza, como ya es hábito en los últimos cuatro años de profundas cortapisas económicas por parte de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), está totalmente imposibilitado para entrar en la más mínima subasta o puja por un futbolista concreto, el que sea. Mucho más si, como es el caso, los rivales en la conquista de jugadores cedidos procedentes del Betis, Celta, Villarreal, Osasuna o cualquier otro de la máxima categoría son los Levante, Getafe o Rayo Vallecano, que por la ayuda al descenso a la que tienen derecho este año tras haberse despeñado de la élite en junio pasado, tienen en sus presupuestos más del doble de sustancia dineraria para manejar las nuevas incorporaciones en enero y, con ellas, las respectivas remodelaciones de sus plantillas. 


Así, el área deportiva zaragocista está abocada a escrutar otras ventanillas del mercado de jugadores alejadas de la más próxima y sugerente, que es la que ofrecen los descartes de los equipos de Primera. El nicho de futbolistas españoles que juegan en ligas extranjeras y que, por diferentes circunstancias, pueden estar en disposición de regresar a España en este preciso momento, suele ser una buena buena solución para evitar regateos con otros 'novios'. En estos últimos años, así logró contratar el Real Zaragoza a refuerzos invernales como Arzo (venía de Bélgica), Natxo Insa (de Turquía) o Lanzarote (de Grecia). Sin aglomeraciones que elevaran precios y dejasen irremediablemente desarmada a la secretaría técnica por motivos financieros. Incluso en verano también se ha tenido que recurrir a esta vía más de una vez por el mismo motivo: Mario y Rubén (llegaron de Azerbaiyán) o, recientemente, José Enrique (fue captado tras abandonar el Liverpool en el final de nueve años de estancia en la Premier League).


El mercado sudamericano, muy poco utilizado en este tiempo en Segunda División (apenas el argentino Acevedo o el colombiano Hinestroza llegaron directamente de allí), se postula como otro grifo de recurso si fuera necesario. El resto, obviamente, llevaría al Real Zaragoza a postularse por jugadores de inferior calidad a priori de los que desea, necesita y está intentando seducir: sería el caso de tener que beber de la fuente de Segunda B, algo que no tendría lugar, tampoco, por primera vez. El año pasado, sin ir más lejos, Dongou y Campins llegaron con Juliá desde el Barcelona B procedentes de esa categoría de bronce. Como en su día Cidoncha, del Atlético de Madrid B. O Bono, del mismo lugar. O Isaac, del Betis B... un perfil de jugador que, de entrada, naturalmente, cuesta ver como refuerzo de enjundia o titular indiscutible para optar al ascenso, como es el caso. 


En definitiva, que se repite la historia. La trabazón entre el límite salarial que tiene impuesto el Real Zaragoza por parte de la LFP, el prácticamente nulo remanente que presenta el club aragonés en sus números actuales tras haber agotado todo su techo salarial en agosto y la necesidad de liberar fichas para obtener permiso para inscribir nuevos refuerzos envuelven una vez más a la entidad zaragocista en una complicada madeja que le limita los movimientos iniciales en un mercado donde son varios equipos los que desean a los mismos jugadores.


Por ello, para que la restauración del vestuario comience las obras, probablemente sea necesario abrir camino a través de alguna salida. Llegan los días claves para dar forma al procedimiento.

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