Llega el Reus Deportivo (en los tiempos modernos, Deportiu) a La Romareda con la vitola de equipo debutante en Segunda División. Viven los tarraconenses un momento dulce en su longeva y centenaria historia de club polideportivo (el hockey sobre patines fue siempre su vértice de triunfos). Por lo tanto, asoma este modesto e ilusionado equipo catalán por primera vez en el camino de los enfrentamientos ligueros ante el Real Zaragoza. Pero resulta que no es la primera ocasión que el Reus va a jugar en el vetusto coliseo zaragozano un duelo oficial. ¿Quién recuerda aquella eliminatoria de Copa que el sorteo deparó en la temporada 1977-78? En efecto, ya con el fútbol en color, sin necesidad de acudir a la prehistoria del balompié zaragocista, un puñado de seguidores blanquillos (la crónica de HERALDO DE ARAGÓN habló en su día de 10.000) pudimos observar in situ el mismo choque que este sábado acoge La Romareda, idéntico, con los mismos colores, mismos escudos y mismo sustrato competitivo: un Real Zaragoza-Reus Deportivo. La semana pasada se cumplieron 39 años.

El equipo zaragocista de aquel curso, como ahora, militaba en Segunda División. Fue aquel traumático descenso del equipo de los Zaraguayos. El Reus, por su parte, era un club de Tercera División. La Copa, en su esencia más pura, la de siempre, la que de la mano de la actual Liga de Fútbol Profesional -con el consentimiento de la Federación- y de las ideas elitistas de su presidente, el oscense Javier Tebas, tenía enfrentamientos con muchos equipos de divisiones inferiores por sorteo. Y al Zaragoza de Arsenio Iglesias le tocó en Segunda Ronda el Reus, tras haber superado al Las Palmas Atlético en el primer cruce.

En la ida, en campo reusense, el equipo blanquillo no pudo pasar del 0-0. Todo quedó, pues, aplazado para la vuelta, el partido que nos ocupa. Y los aragoneses impusieron su jerarquía de principio a fin. Acabaron ganando 5-0 y el Reus apenas tuvo espacio para soñar con una de esas sorpresas coperas que esa competición del K.O. siempre deja anualmente. El Real Zaragoza hizo un partido muy serio, lleno de fluidez ofensiva y de jugadas aplaudidas desde la grada, nada que ver con lo que Arsenio propuso durante todo el año en los encuentros de liga, donde siempre primó atar las victorias por encima de la belleza del fútbol.

Los datos nominales y estadísticos nos abren la mente al recuerdo, la melancolía y el disfrute del pasado, a pesar de que, circunstancialmente, aquel Zaragoza fuera de Segunda, como el actual. Pero repasar la lista de protagonistas de aquella fría noche otoñal de 1977, denuncia que los tiempos son bien diferentes ahora. El equipo de Arsenio formó con Irazusta; Heredia, Camus, Bastos, Blanco; Oñaederra, García Castany, Arrúa; Camacho, Oviedo y Pichi Alonso. El técnico gallego no hizo ni una sola sustitución.

En frente, el primer Reus que pisó La Romareda antes de es de este sábado de 2016, dirigido en el banquillo por Roberto Álvarez, alineó a Capó; Alegret, Diego (Pérez II, 46), Pérez I, Hernández; Prats, Honorio, Lázaro; Bonell, Suescun (Ros II, 34) y Rubio.

¿Y el árbitro? ¡Ah, el árbitro! Caprichos de la vida. Aquel día ante el Reus vino a La Romareda un jovenzano guipuzcoano, que se fogueaba aún en Segunda en pos de subir a la élite: Urío Velázquez, el mismo que está por triste derecho propio en la historia zaragocista por su pernicioso arbitraje ante el Real Madrid el día de su retirada, en junio de 1993 (16 años más tarde), en la final de Copa de Valencia. Si señor. El mismísimo Urío Velázquez fue testigo de la primera presencia del Reus en Zaragoza.

La secuencia de los goles fue la siguiente: 1-0, min. 29: Oviedo. 2-0, min. 44: Alonso. 3-0, min. 58: Lázaro, en propia puerta. 4-0, min. 81: Alonso. 5-0, min. 88: Oviedo.

Así pues, cuando el partido de este 26 de noviembre de 2016 ponga en liza en La Romareda al Real Zaragoza contra los rojinegros del Reus, el segundo en la historia, unos cuantos seguidores blanquillos estarán en disposición de rememorar su presencia en el primer envite entre aragoneses y catalanes vivido 39 años atrás en la Copa. Habrá más de uno.