Zapater tiene molestias en la rodilla de los tacos marcados

El capitán del Real Zaragoza tuvo la articulación inflamada durante 48 horas y este miércoles no se entrenará con normalidad.

Alberto Zapater, este miércoles en la Ciudad Deportiva, con las botas en la mano.
Alberto Zapater, este miércoles en la Ciudad Deportiva, con las botas en la mano.
José Vidal

La dura entrada que sufrió Alberto Zapater mediada la segunda parte del último partido ante el Mirandés, en la que un rival le marcó los tacos de la bota en la zona poplítea (la corva, parte trasera de la rodilla derecha), está teniendo consecuencias en el arranque de la semana. El ejeano, portavoz del vestuario antes de la doble sesión de entrenamientos de este miércoles, ha reconocido que “he tenido la rodilla hinchada hasta ayer”.

 


El capitán zaragocista no ha querido cargar la mano respecto de esa acción antideportiva que, increíblemente, el árbitro -el catalán Medié Jiménez- consideró que no era merecedora siquiera de tarjeta amarilla. Pero ha esbozado su resquemor por lo sucedido. “No sé ni quién fue el jugador del Mirandés que me dio. Lo que sí sé es que hoy probablemente no podré entrenar y que he tenido la rodilla inflamada por esa entrada. En ese momento, te enfadas e intentas hablar con el árbitro. Porque, antes que a mí, a Cani también le habían dado no sé cuántas patadas. Pero no sirve de nada y hay que seguir”, lamentó Zapater.


En su caso, la prueba del ‘delito’ estaba clara: cinco tacos marcados en su pierna, que sangraba, por lo que tuvo que ser asistido durante un par de minutos en la banda por el doctor Martínez. ¿Qué dijo el árbitro cuando Zapater se le acercó a enseñarle la pierna y a pedir mayor castigo a la dureza de los adversarios?


“Sangre, sangre...”, explica Zapater con una sonrisa pícara y resignada. “Solo dijo ‘sangre’, para que me fuera a curar. Mi madre me dice que por qué no me quedé en el suelo”, señala el de Ejea con su habitual discurso calmado.


Ni siquiera viendo la repercusión de la entrada, esa inequívoca herida múltiple de los tacos en la corva que Zapater esgrimía, Medié Jiménez pensó que tal vez merecía la pena sacar una tarjeta al autor del lance. “Puso el listón muy alto y a los árbitros no les gusta que les vayas a protestar airadamente, con los brazos abiertos. Al final, te acaban diciendo que no les radies el partido y no sacas nada en claro con ellos”, lamenta el centrocampista aragonés con la natural impotencia.


Este episodio es uno más -en este caso, rotundo y palmario- de los que, semana a semana, el Real Zaragoza puede presentar objetivamente como prueba de determinados agravios en los juicios de sus partidos. El último similar, hace 15 días, otra entrada fuera de reglamento de un jugador del Almería a Cani que provocó una lesión del ‘8’ blanquillo que acabó dejándolo fuera del once inicial en el siguiente duelo en Mallorca y aún lo tiene tocado. En aquel caso, no es que el árbitro (el manchego Díaz de Mera) no sacase tarjeta al almeriense. Es que ni siquiera vio la falta.

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