Otro encuentro con Bordalás

El Real Zaragoza visita al Getafe, al que llegó el singular técnico hace siete jornadas para relevar a Esnáider.

José Bordalás, el año pasado en la rueda de prensa que ofreció en La Romareda tras perder 1-0 al frente del Alavés.
Otro encuentro con Bordalás
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José Bordalás, en singular entrenador alicantino que ascendió el año pasado al Alavés, vuelve a asomar en el camino del Real Zaragoza. El domingo se sentará en el banquillo del Getafe, en el Coliseum Alfonso Pérez, rival zaragocista en la 15ª jornada y al que entrena desde el 26 de septiembre, cuando llegó para relevar al exzaragocista Juan Eduardo Esnáider, que solo aguantó siete jornadas al frente de los azulones tras el descenso de Primera División. 


Bordalás, de 54 años, es un especialista en la categoría. Un hombre con caché creciente desde que se estrenara en Segunda con el Hércules en 2005. Después, pasó por el Elche, donde ganó pedigrí durante un trienio. Se doctoró, saliendo ya de los alrededores de su casa por primera vez, en el Alcorcón, donde completó otras tres temporadas (una incompleta). El año pasado, alcanzó el cénit de su carrera de plata ascendiendo a los alavesistas contra pronóstico, tan contra pronóstico como fue su corte, el anuncio de que no iba a continuar en la máxima categoría al frente del club de Vitoria. Esta temporada la comenzó en el paro. Pero apenas tuvo que esperar un mes para reengancharse a la rueda. Cayó Esnáider, el primero de la temporada en términos cronológicos, y el que aguardaba en cabeza de la larga lista de espera era Bordalás. Por supuesto.


Cogió al Getafe fundido y hundido. En los primeros siete partidos, los del Sur de Madrid llevaban 6 puntos. Eran penúltimos. Una sola victoria, tres empates y tres derrotas fue el balance que se llevó por delante a Esnáider. Con Bordalás, en el mismo espacio temporal, otros siete partidos (se acaba de jugar la jornada 14ª), el mismo Getafe ha logrado exactamente el doble de beneficios: 12 puntos. Es el efecto Bordalás. Y eso que, en el último duelo, perdieron 1-0 en Tarragona. Ahora, los madrileños ocupan el 14º puesto, con sus 18 puntos, a solo dos de los zaragocistas. El nuevo entrenador les ha dado la vida. Poco a poco está encarrilando un inicio de liga de calvario para un equipo que anduvo ininterrumpidamente en Primera durante más de una década hasta su traumático descenso del mes de mayo último. 


El año pasado, Bordalás no le ganó ninguno de los dos partidos al Real Zaragoza con su Alavés. En La Romareda, aún con Popovic, vencieron los zaragocistas 1-0 con gol de Ángel. En Mendizorroza, ya con Carreras, la cosa acabó 0-0. La campaña anterior, el ahora barbado técnico levantino dirigía al Alcorcón, y tampoco pudo con el Zaragoza. Los blanquillos ganaron 1-3 en Santo Domingo bajo la batuta aún de Víctor Muñoz (goles de Borja Bastón, 2, y Jaime) y, en la segunda vuelta, en La Romareda, con Popovic al mando, se dio un empate a uno (marcó Willian José).


El curso precedente, la liga 2013-14, Bordalás había llegado al Alcorcón al final de la temporada, en sustitución de Miguel Álvarez. Solo se enfrentó al Zaragoza descarriado de Víctor Muñoz en la última jornada, ya con nada en juego. Ahí sí, ganó Bordalás. Los alfareros se impusieron 1-0 con gol de Óscar Plano.


Son los antecedentes de este entrenador contra el Real Zaragoza. Un triunfo, en la primera vez, en un enfrentamiento sin sustancia, de fin de curso. Dos empates y dos victorias zaragocistas. Bordalás es duro hueso de roer, pero no se le ha dado mal a los diferentes equipos zaragocistas que lo han combatido últimamente. 


Pepe Bordalás pudo ser entrenador del Real Zaragoza en una ocasión muy puntual: cuando Jesús García Pitarch fue director general de la SAD, tras el descenso, en el curso 2013-14. Tras caer el Zaragoza por 3-0 en Jaén, el ejecutivo valenciano decidió despedir a Paco Herrera, el entrenador que Agapito Iglesias, aún presidente de la entidad, había fichado nada más descender, antes de que llegara Pitarch a su cargo. Era noviembre. Fechas similares a las que concurren ahora. El sustituto iba a ser Bordalás, cercano a Pitarch por paisanaje y otros vínculos. Durante horas, al regreso de la capital jiennense, el técnico programó ya su partida desde su casa de Alicante para estar en Zaragoza el día siguiente. Pero Agapito Iglesias frenó aquella maniobra, de la que él no había sido informado y que no consintió en virtud de su última palabra como máximo accionista y presidente del Consejo.


Por eso no figura Bordalás en la lista histórica de entrenadores del Real Zaragoza. Porque a Pitarch no le salió bien su plan hace exactamente dos años naturales. Si no, quién sabe si el alicantino habría echado raíces en La Romareda, lugar en el que el año pasado rompió la puerta de la sala de prensa de un puñetazo, enfadado con los periodistas de Vitoria tras su comparecencia en la derrota vasca por 1-0 ante los zaragocistas. Más tarde, en marzo de esa campaña, ya en 2014, cuando Pitarch si tuvo vía libre de Agapito para destituir a Paco Herrera, Bordalás ya no estaba en el mercado. Hacía un mes que había fichado por el Alcorcón. Por eso no hubo segunda oportunidad. Y por eso pudo regresar por enésima vez Víctor Muñoz.


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