Si los partidos se reescribieran sobre quién marca su primer gol y sobre cómo se administran las ventajas, el presente del Zaragoza sería radicalmente distinto. Si la ley del gol de oro –es decir, quien marca gana– rigiera la vida de los partidos, el Zaragoza computaría ahora nueve puntos más, mientras que su rival de mañana, el Mirandés, sumaría ocho menos respecto a la clasificación real. Estamos, pues, a las puertas de un duelo de poderosos contrastes en la gestión de los resultados: si el Zaragoza es el equipo de Segunda al que más le remontan cuando se adelanta; el Mirandés es quien más remonta cuando se le adelantan. Un dato subraya esta desigual tendencia y revela, ante todo, los problemas del Zaragoza pasa sostener sus situaciones de ventaja: en las trece jornadas disputadas, el equipo aragonés abrió el marcador en ocho (en todas, excepto en los empates sin gol contra Nástic y Valladolid, la igualada contra el Córdoba y la derrotas frente a Levante y Elche). En cambio, el Mirandés presenta una conducta opuesta: solo se ha adelantado en dos partidos en toda la temporada… pero suma únicamente dos puntos menos que el Zaragoza (15 por 17).

Estos comportamientos refractarios se reflejan en una clasificación hipotética: el Zaragoza (ahora 11º), de conservar sus ventajas iniciales, hubiera acumulado 9 puntos más y sería el segundo clasificado, con 26 puntos, solo superado, no por el Levante, sino por el Reús, a quien las remontadas en contra le han costado ocho puntos. Solo el Numancia ha perdido tantos puntos como el Zaragoza, nueve, a la hora de administrar ese primer gol del partido, el más difícil y el más condicionante en el guión de un encuentro. En cambio, el Mirandés dibuja un camino inverso. Ocupa la 18ª posición con 15 puntos, pero sin su capacidad para reaccionar a las desventajas sería claramente el último clasificado, con solo siete puntos.

¿Cómo ha sobrevivido a los golpes el Mirandés? Aunque ahora arrastre cuatro derrotas seguidas y cuatro partidos sin marcar, representa un equipo con una firme convicción, con un carácter duro y resistente espoleado por todo un magisterio en la categoría como es su técnico Carlos Terrazas. El Mirandés sacó ocho puntos de más así: empatándole goles iniciales a Getafe, Reus, Girona, UCAM y Lugo. En este último partido, llegó a corregir un 0-2 de los gallegos. Similar experiencia protagonizó en el partido contra el Cádiz, pero para sumar tres puntos: comenzó perdiendo 0-2 y acabó ganando 3-2.

La fenomenología del Zaragoza es mejor conocida. Su problemática fuera de casa radica, en gran medida, en su incapacidad para sujetar resultados favorables. Se adelantó en Lugo (dos veces), contra el Numancia, frente al Sevilla Atlético y en su reciente visita al Mallorca (también dos veces). En esos cuatro partidos –dos derrotas y dos empates finales– en los que le zarandearon con remontadas, el Zaragoza desperdició, según la teoría del gol de oro, doce puntos, aunque ganó uno empatando en casa contra el Córdoba tras comenzar perdiendo. En total, el desfase entre la clasificación real y la hipotética contando el primer gol del partido como victoria le resta nueve puntos al Zaragoza. Un contraste con los ocho que ha sumado al Mirandés a golpe de remontada.