El Real Zaragoza desaprovecha dos ventajas y solo empata en Mallorca

Echó a perder un golazo de Juan Muñoz desde campo propio y otro de José Enrique. El equipo mejoró, pero no lo suficiente.

El Real Zaragoza empata en Mallorca
El Real Zaragoza empata en Mallorca
LFP

No hay manera de ganar fuera de casa. Prosigue el mal de ojo. O mejor, la falta de calidad y capacidad táctica y técnica de este equipo, al que fuera de casa se le apoderan los defectos y le faltan virtudes para sacar adelante los partidos. En Mallorca, el Real Zaragoza tuvo en su mano el triunfo durante muchos minutos. Se adelantó estruendosamente antes del descanso y se fue al intermedio en ventaja. Estuvo 1-2 hasta faltando un cuarto de hora. Pero no supo sujetar el éxito. En casos así, y son ya muchos, se vienen a la cabeza las palabras del ausente Lanzarote tras perder 4-2 en Valencia ante el Levante: “Este equipo tiene muchas carencias”. Así es. Agné ya lo ha podido comprobar in situ en el campo de Son Moix, donde el empate sabe a muy poco a los zaragocistas.


El golazo de Juan Muñoz, una de esas joyas que el fútbol da de vez en cuando cual rarezas de la naturaleza, barnizó de dorado el primer tiempo del partido de Son Moix. Restaban 7 minutos para el descanso y el Real Zaragoza se adelantó con esa maravillosa vaselina del sevillano desde más de 50 metros, en campo propio, tras ver adelantado al portero Santamaría y colocarle por encima un balón imposible, a lo Nayim, tras un despeje largo de Cabrera. Una pelota con la comba perfecta, que cayó en el preciso instante, que midió la distancia con exactitud para besar las mallas baleares.


Ese bello 0-1 anuló todo lo anterior. Por su plasticidad y por el lío que se montó en Son Moix con su guardameta, fuertemente abucheado desde ese momento. Incluso dejó diluida en la nada una doble ocasión mallorquina, apenas 3 minutos antes del gol zaragocista, que no entró en la portería de Ratón de auténtico milagro. Fue el único fallo de José Enrique, un exceso de confianza en el área pequeña tras un córner, una falta de entendimiento con el portero gallego, que no fue a coger la pelota y generó incertidumbre. De ahí se aprovecharon, primero Raíllo y luego Juan Rodríguez, a bocajarro, pero la pelota se paseó por la raya, pegó en el poste y los bermellones no supieron como meterla dentro.


Es decir, en apenas unos segundos, el partido pasó del cantado 1-0 al precioso 0-1. Las paradojas del balompié. La locura de este deporte. Y, la verdad, igual de justo hubiese sido que el Mallorca se adelantase, como que fuera finalmente el Zaragoza. Por delante, el primer tiempo fue algo cercano a la definición de tostón. Mucha táctica, mucho posicionamiento, mucho respeto mutuo, pero poca profundidad, pocas individualidades valientes en ataque. Todo en corto, en apoyos de seguridad, mirando escasamente las áreas rivales. Igual los unos que los otros.


El Mallorca empezó mandando, con dos faltas al borde del área en los primeros 5 minutos que Culio y Moutinho desaprovecharon. El equipo aragonés, alegre en la propuesta, con Barrera como falso extremo zurdo y Edu García por el ala diestra, chutó a puerta sin veneno por medio de Ángel, primero en el 7 y, más tarde, en el 32. Entremedias, solo una llegada de Edu, que no se atrevió a tirar en el minuto 20 y asistió mal al vacío punto de penalti, y un acoso de Juan Muñoz al nervioso Santamaría, que ya estuvo a punto de pifiarla 12 minutos antes del 0-1, fueron las aproximaciones más o menos reseñables de los de Agné. Más aplicados que efectivos, con más intenciones que certezas.


En el otro lado, el único peligro, al margen de la citada ocasión cantada que no entró en la meta zaragozana, lo provocó también el portero, Ratón. Una mala salida muy fuera del área, mal medida, estuvo a centímetros de dejarle el balón franco a Brandon para marcar a puerta vacía desde 35 metros. Pero, por fortuna, cayó más cerca de Cabrera y Silva y el error del joven cancerbero quedó en anécdota.


La segunda parte arrancó bajo los efectos indelebles de la maravilla de Juan Muñoz. Los baleares, intentando reponerse. Los zaragocistas, con el reto de, por fin, saber administrar para bien un tanto inicial fuera de casa. En Lugo, Soria y Sevilla no supieron. Esta vez, era la cuarta intentona.


Los de Agné, como todo el partido, lo hicieron con rasmia, con una iniciativa que no se veía desde el inicio de temporada, allá en tierras lucenses. Peleando todos los balones divididos, atacando con tres y cuatro opciones de pase cuando se terciaba. En ese sentido, el cambio se apreció en positivo. Evidentemente, falta calidad y costumbre, quizá a partes iguales. Y por eso no hay fluidez, al menos todavía. Pero la cara vista del equipo fue otra, mejor que la anterior.


El Mallorca, que estaba obligado por el marcador, se tiró arriba con más corazón que argumentos. Aun así, sin demasiado fútbol, Brandon amagó el empate en el minuto 7, pero Ratón sacó a córner. Y llegó el momento de Culio y su colmillo afilado. El exzaragocista, hizo una aproximación al gol antes del cuarto de hora, pero estrelló la pelota contra el cuerpo de Marcelo Silva en un chut a bocajarro. Cuatro minutos después, en el 16, batió a Ratón en un error de marca garrafal de Fran y Silva. Se esfumaba un día más la ventaja inicial con gol de Muñoz. Aparecían los fantasmas de Los Pajaritos y el Sánchez Pizjuán.


Fue una pena ese gol. Primero, porque el Real Zaragoza evidenció un bajonazo claro en su capacidad de atención, en su continuidad en el juego ordenado anterior. Y, segundo, porque el público local no solo abroncaba a su portero (inédito tras el descanso muchísimos minutos), sino que el entrenador, Vázquez, también fue foco de sus iras por el cambio de Lago Junior por Lekic.


Pero la cosa, esta vez estaba por mutar. Parecía que era el día de romper con todo lo anterior. Y llegó el 1-2 enseguida, 8 minutos después del tanto celebradísimo por Culio. Lo hizo José Enrique, tras un córner y el rebote afortunado en el cuerpo de Juan Domínguez. Una situación novedosa, que no se daba desde Lugo: volver a adelantarse tras recibir el mazazo del 1-1. Esta vez no hubo abatimiento ni caída moral. Solo rabia porque, una vez más, el árbitro no quiso pitar un penalti claro por manos del central Raíllo en el centro al área que precedió al saque de esquina de ese 1-2 zaragocista. Parece una maldición.


Lamentablemente, el Zaragoza de Agné no tuvo fortaleza para sujetar esa ventaja a falta de tan solo 20 minutos. Es el mal de este equipo desde su misma fábrica en verano. Llegó el 2-2 cuando tocaba romper el partido y acabarlo con veteranía y saber estar. Fue a balón parado, apenas 6 minutos del tanto del José Enrique. Lo hizo el tanque Lekic de cabeza, a la salida de una falta lateral mal defendida. De repente, el ilusionante triunfo se volvió a esfumar. No hay manera.


Cani salió al campo con el 1-1. Después del 2-2, Agné reculó al equipo, metiendo a Morán por un desangelado Muñoz. Hubo sensación de conformidad por ambos bandos en la recta final, a expensas de un último golpe de suerte o acierto. José Enrique, de nuevo, lo tuvo en su pie izquierdo en el minuto 82, en una contra. Pero su disparo dio en Yuste y se fue a córner. Los locales, en sendos córner, estuvieron a punto de hacer el 3-2 por medio de Lekic, pero el serbio remató fuera del marco.


El partido murió como empezó. Deslavazado. Feo. Sin mando de nadie. Ah, y que no se olvide el detalle: se echaron en falta los córner y faltas de Lanzarote como se echa en falta el sol en un día de agosto. Javi Ros estuvo voluntarioso en la tarea, pero desacertado casi siempre. Tanto que, a veces, revivió el fantasma de Pedro. No tiene Lanza un sustituto similar. Ni a leguas.


Ficha Técnica


Real Mallorca: Santamaria; Campabadal (Company, 51), Yuste, Raíllo, Joan Oriol; Juan Domínguez, Juan Rodríguez (Óscar Díaz, 76), Culio, Moutinho; Lago Junior (Lekic, 67) y Brandon.


Real Zaragoza: Ratón; Fran, Marcelo Silva, Cabrera, José Enrique; Zapater, Javi Ros; Edu García (Buenacasa, 91), Alex Barrera (Cani, 64); Juan Muñoz (Morán, 76) y Ángel.


Árbitro: Pizarro Gómez (Comité Madrileño). Amonestó a Marcelo Silva (3), Joan Oriol (71) y Fran (74).


Goles: 0-1, min. 38: Juan Muñoz. 1-1, min. 61: Culio. 1-2, min. 69: José Enrique. 2-2, min. 75: Lekic.


Incidencias: Noche agradable, con 19 grados y mucha humedad al inicio del partido, tras un día nublado, tormentoso, pero sin lluvia en la isla mallorquina (el chaparrón cayó en el mar). El césped de Son Moix, en perfecto estado. A las gradas del estadio acudieron alrededor de 7.000 espectadores, un cuarto de su aforo.

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