Borrón y cuenta nueva

El estreno de Agné capitaliza la atención en un Zaragoza urgido de una reacción. La oposición corre a cargo del Almería del aragonés Soriano

Un sonriente Raúl Agné dirigió ayer su primer entrenamiento en el estadio de La Romareda.
Borrón y cuenta nueva
Toni Galán

Una pared de acero entre el pasado y el presente. Eso exige Raúl Agné, como si de todo lo sucedido hasta ahora en el Real Zaragoza, más allá de evitar los charcos que engulleron a Milla, no se pudieran extraer lecciones: las paradas de Ratón en Valladolid, la zurda quirúrgica de Manu Lanzarote, el alma inagotable de Ángel, la vocación gregaria de Zapater, el prometedor porte de José Enrique… Aunque no lo parezca, el nuboso Zaragoza de esta temporada se ha permitido algunas luces.


Sobre ellas, debería anclar Raúl Agné, en su puesta de largo hoy contra el Almería como entrenador del club de La Romareda (18.00), los cabrestantes con los que debe reflotar un proyecto al que el tiempo aún le concede margen para casi todo: resta por delante un camino maratoniano de 31 jornadas. Eso, traducido en la aritmética del fútbol, suponen aún 93 puntos en el escaparate. Casi nada.


Para ello, el Zaragoza, esta tarde, debe reanimarse, reconocerse, redescubrirse. Insiste Raúl Agné en olvidar los fantasmas del pasado, que el pasado apenas cuenta, porque su propósito, antes de nada, es reciclar la mente de sus futbolistas, limpiarles la desconfianza, oxigenarles la motivación y abrillantarles la autoestima. Un ejercicio de orfebrería emocional que debe impulsar el resto de los registros de un equipo de fútbol. El Zaragoza sufre una herida de seis partidos sin ganar y una dinámica de juego cada vez más depresiva. Agné debuta –aunque lo hará con vista de halcón, desde la tribuna, por una sanción que arrastra– con el objetivo de romper esa tendencia errática, pero, sobre todo, con el propósito de asentar nuevos valores futbolísticos. De su discurso salen palabras dulces: ambición, atrevimiento, descaro, intensidad… Apenas ha tenido tres entrenamientos para difundir su doctrina. Pero el fútbol está hecho de un material insondable en el que cabe cualquier consecuencia: no se extrañen de que el Zaragoza hoy rejuvenezca de repente. Más que en una pizarra, muchas veces un equipo revive con la psicología.


Del Zaragoza de Agné se intuyen más cosas de las que se presentan como certezas. Es un cofre cerrado, como sucede en todo relevo de entrenador. La molestia es para el zaragozano Fernando Soriano, entrenador del Almería al que el cambio de técnico en el que fue su club de formación como futbolista le ha cegado las referencias. El Almería llega con aires renovados y en fase creciente: con tres jornadas invicto y dos imbatido. Aun con todo, Agné se estrena con poco margen para el impacto. Tiene solo 17 jugadores de la primera plantilla disponibles. Poco. Los que hay. Esta es la plantilla que tiene y en la que proclama su fe. Casado está sancionado, Xumetra está lesionado (un jugador clave para la propuesta vertical de Agné, alguien a quien conoce de su etapa en el Girona), también Isaac espera en la enfermería, como Dongou…


Todo apunta a que el 4-4-2 será el esqueleto táctico de un Zaragoza de mecanismos más directos, verticales y veloces barnizado por un espíritu gremial y sacrificado. Eso se presume de las primeras maniobras y mensajes de Agné. Estarían Cani, Lanzarote, la doble punta Muñoz-Ángel… Más dudas hay en el posible doble pivote entre Morán y Ros… O incluso en la portería: Ratón viene de hacerse un gato en Valladolid y eso debería ser credencial para seguir. Sin embargo, la llegada de Agné lo deja en el aire. Ya se sabe: es tiempo de borrón y cuenta nueva.

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