Portería abierta

El mal momento de Xabier Irureta abre la opción de que Milla apueste por Ratón en Valladolid. El vasco es el portero más goleado en la historia del Real Zaragoza en Segunda desde 1949.

Imagen de un entrenamiento de porteros del Real Zaragoza, con Xabier Irureta en primer término, y Álvaro Ratón al fondo
Imagen de un entrenamiento de porteros del Real Zaragoza, con Xabier Irureta en primer término, y Álvaro Ratón al fondo
Raquel Labodía

El último portero que encajó más de 16 goles en las diez primeras jornadas de Segunda División en la historia del Real Zaragoza fue Eduardo Soro en 1949, hace sesenta y siete años. A Soro le marcaron 21 en aquellos tiempos de goles caídos del cielo y 16 soporta ya sobre sus espaldas Xabier Irureta. Los números, antes de nada, explican un problema defensivo de dimensiones bíblicas. Una hemorragia de causas colectivas, pues nunca el portero es el padre exclusivo de todos esos males. Tampoco lo es ahora, aunque la influencia de Irureta en esa escabechina defensiva del Real Zaragoza es complicada de ocultar. El equipo aragonés es el más goleado de Segunda. Nadie ha recibido más goles que Irureta en estos diez partidos. Pero el drama, más que los goles, son los modos. La inseguridad del portero vasco y la sucursal del fallo que ha abierto en la portería del Zaragoza: el penalti al UCAM, la pasada de frenada de Lugo, las salidas contra el Huesca, el gol de Manu del Moral en Soria... y el tanto del Elche.


Irureta encaja como encajó Roberto Jiménez Gago en Primera en el arranque de la temporada 11-12. Le metieron 17 goles en los primeros 10 partidos, la última vez que un guardameta del conjunto aragonés presentó peores números que Irureta. Sin embargo, aun con todo, en aquella sangría, Roberto ejercía como autor de milagros. Las sensaciones con Irureta ahora son bien distintas, costando más goles de los que ha salvado, y La Romareda, con la paciencia desbordada, le puso el dedo encima tras el segundo gol del Elche el pasado domingo.


Irureta fue sentenciado por un estadio de historia exigente e inmisericorde con los porteros, hasta el punto de dejar la portería del Zaragoza en una situación insostenible. Una bomba de relojería más a gestionar por Luis Milla en una semana en la que le hacen temblar el banquillo. El entrenador está valorando con su cuerpo técnico la conveniencia del relevo de portero en Valladolid. La preocupación con el nivel de Irureta es máxima. Incluso cierta decepción.


El turno de Álvaro Ratón aparece así más cercano que nunca. Pero hay dudas. La solución es un chico recién subido del filial, inexperto, al que se le puede poner en la peor de las situaciones –con el equipo en crisis y el entrenador en el cadalso– en el lugar menos recomendado, al frente de una portería que, juegue Irureta o Ratón, aglutinará focos extraordinarios. Esta y otras cuestiones van a ser estudiadas a lo largo de la semana por Luis Milla. Pero la opción del cambio de guardameta, más aún en plena necesidad de variaciones en el equipo, es ya una alternativa factible. Por si fuera poco, Irureta arrastra molestias físicas. Está así la portería del Zaragoza abierta en todos sus sentidos: abierta a los goles y abierta a un nuevo dueño.

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