Lanzarote de pivote creativo y Ros de extremo, el experimento de Tarragona

El choque ante el Nástic dejó estas dos variantes tácticas de Milla como gran novedad en el uso de la mermada plantilla, algo nunca visto antes.

Momento en el que el portero Saja, en el minuto 64, evita con las yemas de los dedos el gol de Lanzarote en un chut en parábola desde el lateral del área.
Lanzarote de pivote creativo y Ros de extremo, el experimento de Tarragona
LFP

Lanzarote de medio centro organizador. Javi Ros, de extremo izquierdo. Dos posiciones totalmente novedosas para ambos jugadores que, en el caso del catalán, duró 59 minutos del partido de Tarragona, y en el del navarro, todo el tiempo, los 90. Fueron las dos referencias tácticas de la noche del Nou Estadi para el resto de la temporada, algo nunca visto hasta ahora, ni siquiera en los bolos de pretemporada.


Luis Milla, forzado por las bajas en la línea medular (Cani, Xumetra, Morán de inicio, aunque luego aprontó sobremanera su regreso al juego 12 días después de sufrir una rotura fibrilar en la ingle), está teniendo que inventar. La escasa longitud de la plantilla requiere de este tipo de búsquedas de petróleo en determinadas figuras del vestuario y en determinadas posiciones, por si surge la agradable sorpresa de una readaptación positiva a otras funciones diferentes a las que algunos futbolistas desempeñan de ordinario.


Son, desde el punto de vista externo, experimentos forzados por las circunstancias. A Milla no le gusta que se les denomine así. "Yo creo que no es un experimento. El dibujo era el mismo de otros días. Lanzarote venía de hacer un gran esfuerzo en los partidos anteriores y quería quitarle el gran trabajo que requiere jugar en la banda. Por eso lo metí por dentro, para que pudiera darnos fútbol y enganchar con Ángel. En el caso de Ros, quería tapar el juego ofensivo de un hombre que es fundamental para el Nástic, su lateral Gerard Valentín", explicó a posteriori el preparador turolense el motivo de su sorprendente permuta posicional entre Lanzarote y Javi Ros.


Lanzarote intentó dar media docena de pases rápidos, en su posición de cerebro adelantado, emulando en cierto modo al ausente Cani. Nadie de los presumibles receptores pensó tan rápido como él y no dieron rentas positivas. Puede afirmarse que el catalán se perdió la mayor parte de las veces en su novedosa posición de distribuidor de juego. Cuando, tras el primer cambio (Morán por Fran), Lanzarote se fue a la banda derecha, llegaron las primeras, escasas y casi únicas ocasiones de gol del Real Zaragoza, a partir del minuto 62. Un disparo suyo de parábola, gemelo al que fue gol el año pasado en Pamplona, estuvo a milímetros de superar al portero Saja y colarse por la escuadra del segundo palo en el 64. Pero desde la banda. 


Y Javi Ros, intentó taponar a Valentín con éxito dispar. A veces lo logró, entre la espesura del Nástic, y otras veces fue rebasado por la velocidad de Gerard, en las mejores acciones ofensivas de los tarraconenses. El de Tudela no estuvo a gusto como extremo, se le vio muy forzado y novato en ese papel de banda de ida y vuelta. Cuando tendió a meterse por dentro, fue más efectivo (él montó una contra con Casado que acabó en una ocasión de Ángel en la segunda mitad)


En cualquier caso, era algo inédito que, desde Tarragona, ya se conoce. Otro par de variantes tácticas que Milla se ha sacado de su particular chistera. No está mal innovar, buscar maniobras diferentes cuando no hay material suficiente en las debidas condiciones para dar relevos de solvencia ante bajas de titulares de peso. El futuro puede deparar unas cuantas historias de este cariz de aquí a junio.

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