Ais Reig, el árbitro que se hizo un lío en Ponferrada y el día del Valladolid

El alicantino perjudicó al Zaragoza el año pasado en sus dos apariciones, con penaltis inexistentes, expulsiones perdonadas al rival y goles no concedidos.

Diego Rico pide explicaciones a Ais Reig en el partido del año pasado en La Romareda ante el Valladolid, en el que el árbitro alicantino se estrenó en Zaragoza.
Ais Reig, el árbitro que se hizo un lío en Ponferrada y el día del Valladolid
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Saúl Ais Reig vuelve a pitar al Real Zaragoza en este partido ante el Alcorcón de la 5ª jornada. El joven árbitro alicantino, que debutó el año pasado en Segunda División con 30 años, no tuvo buen tino con los zaragocistas en los dos choques que le tocó dirigirlos en su curso de estreno.


En la primera vuelta, se dio a conocer en La Romareda el día en que visitó el Valladolid el coliseo zaragozano y decantó el partido a favor de los pucelanos con un penalti inexistente en el primer minuto de la segunda parte en una acción de Olaortúa con el portugués Leao. Fue el 0-2 definitivo que ahogó las opciones de remontada de los de Popovic.


Y, ya al final de la liga, pudo ser decisivo en el destino final del Real Zaragoza por su catastrófica actuación en el choque de Ponferrada, donde perdonó la expulsión al local Berrocal, no dio como válido un gol fantasma de Ortí en una falta directa que pareció entrar con claridad y no señaló ninguno de los tres derribos en el área berciana que pudieron considerarse penalti sin ningún problema, dos a Dongou y uno a Isaac. El partido acabó 1-1, pero lo debió ganar el cuadro aragonés. Se fueron al limbo 2 puntos que, visto lo ocurrido al final del curso, hubieses podido ser cruciales.


El colegiado del Comité Valenciano, obviamente, ha de seguir su camino y el Real Zaragoza tendrá que ver con él en su trayectoria unas cuantas veces más en el futuro. La primera, después de aquel disgusto y enfado con el que la expedición zaragocista volvió de Ponferrada, es este fin de semana en La Romareda frente a los alcorconenses. En el recuerdo fresco permanece la rueda de prensa de Miguel Ángel Portugal, entrenador del Valladolid el día del agravio del penalti, en el que admitía que no había sido pena máxima. "Parece que puede ser un ligero toque. Un día les toca a ellos y otro me tocará a mí. No lo veo claro", indicó el técnico blanquivioleta con diplomacia.


En el campo de la Ponferradina, la sensación fue aún peor. Pese a que no hubo una imagen lateral rotunda, las que se extrajeron de la transmisión del partido por televisión y las aportadas por algunos aficionados zaragocistas que estuvieron en las gradas de El Toralín (grabadas con los teléfonos móviles en directo) dejaron en evidencia que la falta que lanzó Ortí en el minuto 79 entró y, por lo tanto, ese gol fantasma que no subió al marcador, debió ser dado como válido por Ais y su linier correspondiente, gran culpable de yerro al no estar en línea con la portería.


La posición corporal de Santamaría, el portero de la Ponferradina, debería haber sido la clave para que el colegiado dedujera que las protestas al unísono de los zaragocistas, reclamando gol en la acción, significaban con bastante seguridad que el lanzamiento de Ortí había rebasado la línea. El guardameta local se impulsó con los dos pies hacia atrás al llegar la pelota, y sus pies estában a unos 30 centímetros de la raya de meta. Sus piernas se volcaron totalmente hacia su dorso de manera que, cuando logró contactar con la mano derecha abierta con el balón, su cadera derecha estaba ya en la vertical de la línea de gol, incluso algo dentro. Y, por fin, para poder alcanzar el remate de Ortí, Santamaría necesitó echar el brazo diestro atrás del todo para sacarlo, de un solo golpe de palanca, hacia delante cuando contacta con la pelota. A Ais Reig y su linier la vista no les dio para deducir estos datos objetivos.


Era el minuto 79. El Real Zaragoza perdía 1-0. Hasta dos minutos después, Ángel no empataría. Hacía cinco minutos que el propio portero Santamaría había arrollado a Dongou en el área, en un mano a mano en el que el zaragocista había llegado antes al balón y lo iba a rebasar para quedarse con la portería vacía. Ais Reig no pitó penalti que, de haberlo hecho, como todo el mundo en El Toralín tenía asumido que así iba a ser, habría significado también la tarjeta roja para el portero local. Y hubo dos penaltis más, otro a Dongou y un tercero a Isaac. Y Ais perdonó la roja al ariete local, Berrocal, mediada la segunda parte ya que, con una tarjeta amarilla ya vista, llevó a cabo un agarrón a la altura del cuello a un jugador zaragocista sin opciones de jugar el balón. 


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