La brillante actuación de Manu Lanzarote fue lo único recatable de un gris encuentro por parte del Real Zaragoza. El catalán fue el autor de los dos tantos zaragocistas, valiéndose de su gran pierna izquierda. A los diez minutos y con 1-0 en el marcador, puso el empate con un lanzamiento de falta desde 25 metros que describió una parábola perfecta. Nada pudo hacer Remiro, que vio como el balón se colaba muy cerca de la escuadra.

Sin apenas llegar al área, los maños habían igualado el marcador, pero el Levante no tardó en poner tierra de por medio. En el minuto 20, Roger marcó el 2-1; en el 38, Campaña ampliaba distancias; y, recién cumplida la hora de juego, de nuevo Roger sentenciaba de penalti inexistente. El Real Zaragoza siguió sin crear juego, pero apareció otra vez Lanzarote para mantener a su equipo con vida.

Tras una falta de Abraham sobre Xumetra muy cerca del banderín de córner, el '12' se sacó de una genialidad de la manda. En lugar de centrar, chutó directamente a puerta y logró sorprender a Remiro, que, a pesar de tocar el balón, no logró evitar el 4-2. Una especie de gol olímpico al alcance de muy pocos. La rosca fue sencillamente espectacular.

Goles aparte, Lanzarote protagonizó los pases más peligrosos en las proximidades del área contraria. Uno de ellos, a punto estuvo de ser transformado por Xumetra.