Cabrera e Irureta ya amagaron el fallo en la primera parte

Al borde del descanso, el Lugo provocó una jugada similar a la que generó el grave yerro de ambos en el 2-3. Entonces, tras despejar fuera el central, ambos dialogaron al respecto.

Captura de la imagen en la que se recoge el momento del grave error entre Cabrera e Irureta que regalaron el gol a Joselu, el 2-3 que generó la remontada del Lugo.
Captura de la imagen en la que se recoge el momento del grave error entre Cabrera e Irureta que regalaron el gol a Joselu, el 2-3 que generó la remontada del Lugo.
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La enorme pifia de Cabrera e Irureta que patrocinó el segundo gol del Lugo, el 2-3, y con él, la remontada increíble e inesperada de los gallegos a falta de 20 minutos, ya había tenido un amago muy parecido al final de la primera parte en la otra área. Tanto que, cabe pensar que una, la segunda, puede ser consecuencia de la primera y de lo que entre ambos jugadores se habló tras esa acción gemela que tuvo lugar en una jugada cercana ya al intermedio.


Fue un pase al hueco del lateral Calavera, desde la derecha, en busca de las espaldas de los centrales zaragocistas y con Joselu buscando la pelota al espacio. Cabrera llegó antes que el delantero reculando, por lo que se encontró de frente con la salida fuera del área de Irureta. Tras unas décimas de segundo de duda, el central uruguayo optó por despejar la pelota a la media vuelta fuera de banda. Así se solucionó la incertidumbre entre defensa y portero que, automáticamente, iniciaron una breve conversación en la que Irureta le explicaba a Lele cómo había que actuar en lo sucesivo cuando se dieran este tipo de ataques frontales de los adversarios buscando el espacio libre. Es la manera de jugar del portero vasco, a la que tienen que acostumbrarse todavía sus compañeros por pura falta de tiempo en la escasa y singular pretemporada vivida este año por el Real Zaragoza.


Y el destino no hizo esperar demasiado a Cabrera e Irureta para vivir unas circunstancias similares. En el minuto 70, otro pase sobre Joselu, esta vez procedente desde la banda izquierda (de Manu) provocó la misma escena. Cabrera que retrocede y, de repente, se encuentra con la salida de Irureta fuera de su área. Joselu aprieta la posición de ambos. Surgen las dudas y, esta vez, pese a que podía haber hecho lo mismo que en la primera mitad, Cabrera no despeja a fuera de banda y la deja pasar a la espera de que sea el portero el que solucione la acción. Lo que de veras ocurrió ya es de dominio público. Ni uno, ni otro. Al final, la pelota pasó de largo de su posición y dejó el gol hecho, a puerta vacía, al ariete lucense. Un desastre. Un ridículo escenario, como cada vez que en el mundo del fútbol suceden estos accidentes entre central y guardameta.


Es evidente que el modo de jugar de Irureta todavía no está bien engrasado con la defensa. Y eso es muy serio. En condiciones normales, sin Irureta fuera del área, Cabrera hubiera arreglado esa jugada sin problemas. Y el 2-3 no habría llegado. Y, por ello, tal vez el partido no se habría escapado. Milla tiene ante sí un problema mayor. Las características que aporta Irureta necesitan de muchas horas de ensayo, de mucha cohesión, de una gran compenetración con los demás defensores. Han de aclararse para que el riesgo de yerros tan graves no se repita ni una sola vez más. En Lugo, Cabrera y el portero vizcaíno pasaron por el mismo conflicto dos veces. En la primera, a las bravas, Cabrera hizo que el equipo saliera airoso. En la segunda, después de haber tenido tiempo de hablar y aclarar cosas sobre la primera, algo falló y la consecuencia fue la más terrible que puede haber en un momento así: un gol del rival que, al final, fue decisivo para que el Real Zaragoza no ganase.

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