El Anxo Carro, un estadio no conquistado por el Real Zaragoza

El equipo aragonés jugará el sábado por cuarto año consecutivo en Lugo. En las tres temporadas anteriores, nunca ganó: el balance es de dos empates y una derrota.

Tres imágenes de los tres partidos precedentes jugados por el Real Zaragoza en Lugo, los únicos en toda su larga historia.
Tres imágenes de los tres partidos precedentes jugados por el Real Zaragoza en Lugo, los únicos en toda su larga historia.
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Visita el Real Zaragoza el Anxo Carro de Lugo para abrir la liga 2016-17 a domicilio. Es la cuarta vez en la historia que lo va a pisar el cuadro aragonés, que hasta hace tres años, con el último descenso de Primera División, no se había cruzado jamás en ninguna competición con el CD Lugo. Y, hasta ahora, en ninguna de las tres ocasiones precedentes logró la victoria. En su debut, en la liga 2013-14, el Zaragoza perdió 1-0 con un gol de Víctor Marco en el segundo tiempo. En los dos últimos años, hubo empates. El primero, 3-3. El curso pasado, 0-0. No es un campo que se le haga agradable a los zaragocistas, pese a que sus dimensiones útiles de césped están en los máximos del reglamento y no se trata de un terreno más pequeño de lo normal.


Arquitectónicamente sí es un estadio reducido, con el sabor de aquellos que se construyeron en las ciudades pequeñas de España a principios de los años setenta del siglo pasado. Visualmente, es de hechuras bien distantes a las de los coliseos con pasado en Primera División. Un campo de tribunas pequeñas, bajas, de poco aforo, que deriva en un envoltorio propio de la segunda categoría al que cuesta acostumbrarse a los equipos con escenarios de nivel superior. No se le dan bien este tipo de terrenos de juego al equipo zaragocista, mucho más si el equipo local, como es el caso del CD Lugo, se caracteriza por ser cada año un bloque que sabe jugar bien las bazas como local y lleva los partidos a unas coordenadas de difícil manejo para los visitantes. 


Gracias a una grada supletoria en uno de los fondos (como sucede en Anduva, Miranda), que curiosamente en Lugo es de propiedad y gestión privada, el aforo se aumentó hace pocos años hasta los 8.168 espectadores. Poco más de la mitad acuden en el mejor de los casos, salvo que se trate de un evento fuera de lo normal. Es decir, que si al Real Zaragoza se le hace áspero jugar en el Anxo Carro, no es por la presión del público ni porque las dimensiones del campo sean diferentes a las de La Romareda. 


En el primer año, con Paco Herrera en el banquillo, el equipo zaragocista (aquí siembre viste de avispa) firmó una actuación horrible, sin apenas llegar al área rival, que mereció aquella derrota por 1-0. El año pasado, con Ranko Popovic al frente del equipo, no hubo manera de mover el 0-0 inicial en un partido feo donde, en la primera parte, el Zaragoza desaprovechó dos ocasiones claras -las únicas- para haberse adelantado en el marcador, cuyo empate a nada definió lo ocurrido. Solo hace dos años se vivió un partido más abierto y con un Zaragoza entonado en el Anxo Carro. Bajo la intensa lluvia y una hierba encharcada, se adelantó dos veces, 0-1 y 1-2, con goles de Borja Bastón. Pero un mal arbitraje del catalán Medié Jiménez ayudó al Lugo a voltear la situación y a llegar al tiempo de aumento ganando 3-2. Un tanto in extremis de Willian José, de falta directa, que supuso el 3-3, evitó una nueva derrota en este campo gafe.


Ahora, con Luis Milla en el timón, el Real Zaragoza intentará romper estos malos antecedentes en este escenario gallego. Milla conoce perfectamente el Anxo Carro y las cuestiones más relevantes de la estructura del CD Lugo, lo que es una ventaja de antemano para el cuadro zaragocista en esta cuarta visita a la capital lucense. El nuevo entrenador blanquillo dirigió al Lugo el año pasado durante ocho meses y buena parte de su obra permanece ahí. De hecho, en el 0-0 del curso anterior, Luis Milla era el técnico de los rojiblancos que lograron atenazar cualquier atisbo de creatividad de aquel Zaragoza inicial de Popovic. El preparador turolense tiene en sus manos la oportunidad de acabar con el hechizo negativo que convierte al Real Zaragoza en el Anxo Carro cada vez que juega ahí en un equipo con pocas opciones de victoria. Tal vez, con la baza de Milla en el banquillo cambiado, a la cuarta llegue la vencida para los zaragocistas.

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