Diego Suárez está próximo a abandonar el Real Zaragoza. Como el caso de Whalley, el delantero aragonés, que tiene ficha del filial, está a falta de cerrar la fórmula por la que deje de pertenecer al club zaragocista, toda vez que Suárez no quiere ser objeto de una nueva cesión. La intención del área deportiva, como anunció Narciso Juliá en Boltaña, era ubicar a préstamo a Diego Suárez en un equipo de Segunda B donde prosiguiera jugando minutos y creciendo en méritos para hacerse un hueco en el primer equipo del Real Zaragoza, donde ahora no cuenta. Pero Suárez no contempla este plan como beneficioso para sus intereses. El año pasado ya estuvo cedido en el Lleida, en Segunda B, con el que jugó la fase de ascenso a Segunda (la perdieron por penaltis ante el Sevilla Atlético), y considera que insistir por esa vía no es lo más rentable deportivamente para él.

Suárez tiene el acuerdo con el Burgos prácticamente cerrado. Pero ahora busca irse como traspasado, no en calidad de cedido. De cómo se desarrollen las conversaciones en las próximas horas depende la resolución más o menos rápida de este asunto. El caso de Whalley tardó cinco días en desenredarse. El de Suárez queda pendiente, con el Burgos esperando el desenlace lo antes posible.

Mientras tanto, Diego Suárez hace una semana que fue apartado por el área deportiva de los entrenamientos con la primera plantilla. El ariete aragonés había vivido la primera fase del trabajo estival con Luis Milla, siendo uno más en la concentración de Boltaña y jugando los primeros amistosos de preparación, incluido el de Tarragona ante el Nástic. Por su condición de jugador del filial, el club decidió relegarlo a entrenar con el equipo de Tercera División para acelerar así su decisión sobre su necesaria salida de la entidad. Tal circunstancia está ya próxima.