​Las relajantes aguas gélidas del río Ara

Los jugadores del Real Zaragoza bajan al cauce, situado junto al campo de fútbol, para tonificar los músculos tras los entrenamientos.

Los jugadores se sumergen en el río Ara, tras el entrenamiento
Los jugadores se sumergen en el río Ara, tras el entrenamiento
F. G.

Por más que sea todo un clásico de pretemporada, allá donde se lleve a cabo la fase preparatoria en montaña, no deja de ser una imagen llamativa y rotunda la que se produce a la conclusión de todos los entrenamientos del Real Zaragoza aquí en Boltaña. Los jugadores salen raudos del campo de fútbol de Villaboya, ubicado junto al río Ara, para descender por el pedregal hasta su cauce de estío y tonificar sus músculos agotados con las aguas gélidas que bajan desde las cumbres de Ordesa.


La mayoría se limita a introducir las piernas en los remansos del río, pero algunos, más osados, se mojan completos en algunas de las pequeñas pozas que el Ara forma a la altura de Boltaña. En calcetines, con ropa interior, el contraste de calor del cuerpo y de la chicharrina ambiental que se siente bajo el sol pirenaico en plena ola de verano con el agua de alta montaña que no sobrepasa los 10 o 12 grados de temperatura ejerce el efecto de la crioterapia que tanto se ha extendido en el ámbito del deporte profesional en los últimos tiempos. En Zaragoza, en las ciudades, esa terapia se fabrica artificialmente. Aquí, en el Pirineo Aragonés, se lleva a cabo de la manera más natural posible: in situ, en el río, en plena naturaleza, rodeados de abetos y con olor a monte.


Para el cuerpo médico y el grupo de recuperadores, la presencia del río Ara junto al campo de fútbol es una de las mejores dotaciones que tiene la pretemporada en Boltaña. Mano de santo.

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