El lío de José Manuel Fernández, lateral derecho del Real Zaragoza desde enero de 2013, está próximo a concluir. El jugador cordobés, que ha jugado esta temporada cedido en el Real Oviedo, tras una maniobra forzosa de última hora que el club zaragocista tuvo que ejecutar para evitar el pago de su gran ficha (heredada de la época de Primera División) y poder armar una plantilla acorde a sus circunstancias, no va a continuar en el club asturiano, donde ha vivido un año lleno de problemas internos y no ha rendido como se pretendía. Fernández tiene un año más de contrato con el Real Zaragoza que, no obstante, nunca ha contemplado el retorno del jugador al vestuario blanquillo.

Por eso, una vez confirmado que su aventura en Oviedo está concluida, la búsqueda de otra salida del gusto de todas las partes está en marcha desde hace varios días. Y la puerta a abrir está muy clara por pura lógica: el Córdoba. El equipo califal, desde que Manolo Jiménez -con la venia de Agapito Iglesias- fichó a Fernández a mitad de la última temporada en Primera División, la 12-13 -que acabó en descenso a Segunda División-, siempre tuvo el 50 por ciento de los derechos deportivos de José Fernández. Fue una fórmula extraña pero que así se pactó y así rige ahora. Por eso, ante el interés del equipo blanquiverde en recuperar al lateral dos años y medio después de su salida hacia Zaragoza y la aquiescencia del jugador, la solución se presenta clara y a mano en el tiempo. El Córdoba ya intentó que este regreso de Fernández tuviera lugar en la recta final del pasado mercado invernal, a finales de enero. Pero las negociaciones se vieron ahogadas por falta de tiempo material en el último día (el 1 de febrero, tras una prórroga especial del la LFP) y todo quedó pendiente para estas fechas de verano.

Cuando Fernández pactó el verano pasado su salida al Oviedo bajo aquel precipitado y curioso formulismo de la cesión para no volver (semejante al caso de Álamo con el Girona), ya quedó reflejada en el contrato de novación una cantidad a pagar por el Real Zaragoza para dar por finiquitado el compromiso. Ese dinero, que computará en el presupuesto del nuevo equipo que Juliá arme de aquí al 31 de agosto, oscila alrededor de los 350.000 euros para obrar la desvinculación total de Fernández y Álamo de la entidad aragonesa, la mitad aproximadamente en en cada caso.

Los emolumentos de José Fernández en su militancia en el Real Zaragoza, acordados bajo las pautas de la primera categoría, fueron un lastre monumental para las arcas del club a partir del año siguiente, ya con el Zaragoza sumido en los recortes y sanciones de la LFP en el pozo de Segunda. Aun así, con acuerdos singulares previos en los inicios de cada campaña, Fernández aguantó dos temporadas más en la division de plata como zaragocista. Esta campaña que ahora concluye, ya no pudo ser. Y la que viene, tampoco será. Con el pago de esa cláusula de penalización por cortar el contrato de Fernández en su último año, unos 170.000 euros, el club aragonés va a zanjar uno de los perennes problemas que se transmitieron desde la anterior propiedad de la SAD en el ámbito de la plantilla.