En Copa, el Zaragoza ganó 0-1 y hubo un empate a dos

Además del partido de liga de 2009, el Real Zaragoza jugó en duelos oficiales dos rondas coperas en El Alcoraz en los años setenta y ochenta

Crónicas de los dos partidos de Copa jugados por el Real Zaragoza en Huesca, en 1978 y 1985.
En Copa, el Zaragoza ganó 0-1 y hubo un empate a dos
HERALDO DOCUMENTACIÓN

El Real Zaragoza va a jugar su cuarto partido oficial en El Alcoraz desde que el estadio oscense se construyó a principios de los setenta del siglo XX. Han sido muchos, infinidad, los amistosos jugados entre azulgranas y blanquillos, principalmente en verano, en las pretemporadas. Pero, con el aura de choques de competición, solo figuran tres en el historial. Los tres que hacen referencia a la época moderna del fútbol, dejando atrás la primera parte de la historia de ambas instituciones, cuando el balompié español aún era un deporte y un efecto social balbuceante. Además del último antecedente, que también fue en el torneo de liga y en Segunda División (en 2009, hace siete años), Huesca y Real Zaragoza se cruzaron por caprichos del sorteo en dos eliminatorias de Copa del Rey, una en 1978 y otra en 1985. En aquellos tiempos, las primeras rondas se rifaban siempre bajo el condicionante de la proximidad geográfica, hecho que favoreció estos cruces a ida y vuelta.


En el primero, en 1 de noviembre de 1978, el Real Zaragoza ganó 0-1 al Huesca en El Alcoraz. Los zaragocistas eran equipo de Primera División y el Huesca de Segunda B. Marcó el tanto Radomir Antic, de penalti, en el minuto 30. Se trataba del partido de vuelta. En la ida, jugada una semana antes en La Romareda, había saltado la sorpresa con el 1-1 final. El, en principio, desigual duelo, se iba a decidir por lo tanto en campo oscense. Sufrió el Real Zaragoza de Vujadin Boskov ante los aguerridos azulgranas que adiestraba el vasco Juan Mari Lasa.


Las crónicas hablan de un mal partido de los zaragozanos y de un penalti muy dudoso, el que significó el triunfo final y el pase a la siguiente ronda de los blanquillos. Boskov alineó aquella fría tarde de Todos los Santos a Irazusta; Lasa, Camus (Barrachina, 57), Antic, India; Oñaederra, Lafita (Mendieta, 71), Víctor; Alonso, Amorrortu y Juanjo. En el cuadro oscense, el equipo lo formaron Buyo; Ausaberri, Pedro, Bárcena, Pedro; Ferrer, Sierra, Arquillo; César, Val (Chera, 70) y Tosao (Bandrés, 76). En efecto, fue el año en el que Paco Buyo jugó bajo los palos del Huesca, al llegar cedido por el Deportivo de La Coruña tras ser destinado a la capital altoaragonesa para lleva a cabo el servicio militar. Con apenas 20 años, el que luego sería internacional y arquero del Real Madrid durante una década, defendió la portería azulgrana en esta campaña. El árbitro fue el catalán Forés Bachero, que solo amonestó a Víctor Muñoz. Se consideró que, ese día, El Alcoraz registró "el mayor lleno de su historia", con charangas festivas y ambiente de auténtica hermandad.


El segundo cruce de Copa llegó siete años después, en 1985. En este caso, El Alcoraz acogió la ida de la eliminatoria en una competición que acabaría ganando el Zaragoza, en abril del 86, con la recientemente celebrada y recordada victoria por 1-0 ante el Barcelona y aquel mítico gol de Rubén Sosa. Hablamos de tres décadas de retrospectiva. El equipo zaragozano, de Primera División, visitó Huesca el 18 de septiembre de 1985. El Huesca estaba entonces en Tercera. Pese a la aparente diferencia de categoría, los azulgranas se multiplicaron y lograron arañar un empate a dos que se celebró en el campo como un triunfo. La ronda copera se decidiría 15 días más tarde en La Romareda, donde los zaragocistas ganaron con comodidad por 3-0.


En la fiesta de El Alcoraz, Luis Costa, entrenador blanquillo, alineó a Vitaller; Juan Carlos, Fraile, Casajús, García Cortés; Güerri, Señor, Herrera; Corchado (Roberto, 69) , Rubén Sosa (Ayneto, 77) y Pineda. El técnico del Huesca, Luis Ausaberri (lateral derecho en activo en el precedente de siete años antes), opuso un bloque compuesto por Lacasa; Conde, Omiste, Estallo, Orúe; Peralta, Camarón, Petón, Val (Sánchez, 46); Colen (Tonono, 65) y Ramón. El árbitro de turno fue el vasco Urio Velázquez, entonces en pleno apogeo en la máxima categoría y que, en sus últimos coletazos con el silbato, pasaría siete años más tarde a la historia negra del zaragocismo por su pernicioso arbitraje en la final de Copa de 1993 ante el Real Madrid en Valencia. En Huesca, no mostró tarjetas en un limpio partido.


Marcó primero el Huesca. El 1-0, que llegó en el minuto 25, lo hizo Peralta con un chut desde 30 metros que sorprendió a Vitaller. Empató enseguida el Real Zaragoza, en el 31, con un gol de Herrera a centro de Pineda. Tras el descanso, sería el propio Herrera -bigoleador, por lo tanto- el que anotaría el 1-2, en el minuto 60, al cabecear en carrera un centro de Rubén Sosa. El tanto más celebrado en aquella tarde primaveral en las gradas de El Alcoraz lo firmó Sánchez a falta de 8 minutos para la conclusión, en una sucesión de despropósitos de todas las líneas zaragocistas que patrocinaron un contragolpe letal de los azulgranas que acabó en el 2-2. La alineación del Huesca contaba ese año con Petón, con el paso de los años representante de jugadores, consejero oscense, alma máter del repunte del club hacia el ámbito profesional, figura mediática en radio y televisión y, últimamente, también ligado al proceso de cambio de propiedad en el Real Zaragoza. Cuentan las narraciones periodísticas de aquel partido que la última ocasión del partido la tuvo precisamente Petón, para haber podido dar el triunfo al Huesca por 3-2 in extremis, pero Vitaller se arrojó a sus pies en ese ataque y taponó el chut en primera instancia, terminando la acción Casajús con un despeje definitivo ante la portería zaragocista. Anécdotas de un pasado que recoge nombres y hechos de un tiempo en el que los horizontes de unos y otros eran bien diferentes al presente.

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