Atraco y tragedia en La Romareda

De la Fuente Ramos, árbitro vallisoletano de 24 años, se inventó un penalti a falta de 7 minutos que supuso la inmerecida derrota de un Zaragoza superior. Lanzarote falló otra pena máxima en el 90.

Real Zaragoza-Nástic
Real Zaragoza-Nástic
Toni Galán/ A Photo Agency

Tenía razón Christian Lapetra el otro día en Soria. Los arbitrajes que está sufriendo del Real Zaragoza en varios partidos de este tramo final de la temporada son “una vergüenza y un escándalo”. El de De la Fuente Ramos en La Romareda ante el Nástic de Tarragona fue otro más. El enésimo. Vio y pitó lo inexistente. Lo que no era. Una mano de Guitián en una penetración de Lobato en el área zaragocista a falta de siete minutos. La pelota dio en el pecho del zaragocista. Y la jugada provenía de una falta –una plancha- sobre Isaac. Un desmán de acción mediante la que el joven colegiado vallisoletano –tiene 24 años el muchacho- desniveló un partido equilibrado, entre dos de los mejores de la categoría, que se estaban jugando la vida.


Naranjo acertó y puso por delante a los catalanes, fraguando la tragedia en la recta final del choque. Una tragedia que aún tendría un corolario más doloroso todavía para el menoscabado equipo zaragocista. Lanzarote pudo empatar en el 90. Con otro penalti, cobrado por el bisoño árbitro por una mano de Tejera en un centro por alto al área tarraconense. Reina, el veterano portero del Nástic, no debió estar bajo palos. Provocó a Lanzarote durante un minuto antes del tiro desde los 11 metros. Un punto, el de penal, que había sido pisoteado para deteriorarlo por varios jugadores del Nástic ante la pasividad de De la Fuente, sobrepasado por los acontecimientos mientras todos los futbolistas se batían en una tangana propia del caso. De ese jaleo, Lanzarote salió alterado y su disparo se fue alto. El drama se completaba para desgracia del Real Zaragoza y jolgorio natural de un Nástic que se ve en Primera.


No mereció el Zaragoza tal castigo. Ni por fútbol, ni por ganas, ni por lo expuesto sobre el mojado césped del estadio municipal. Antes de este loco final, los aragoneses debieron ir por delante en el marcador. Pero fueron presas de su severa carencia de gol, mal mayor durante todo el curso. Y eso, en finales de este tipo, se acaba pagando en términos puramente futbolísticos. Si, además, los arbitrajes colaboran al K.O. técnico de un equipo que va a trancas y barrancas en su pugna por el ascenso, el resultado es el que se dio en la terrible matinal de La Romareda ante un serio Nástic, que se llevó un premio muy superior al que se hizo acreedor en el global del encuentro.


El Real Zaragoza salió espoleado al partido, en un ambiente sensacional de apoyo desde las gradas, y el primer cuarto de hora fue de total dominio del balón por su parte. En ese empujón inicial, surgieron hasta tres balones con olor a gol. Un centro-chut con intención de Lanzarote en el minuto 3 rozó la escuadra. En el 8, Hinestroza ejecutó una semichilena muy forzada tras un centro del propio Lanzarote y el balón se marchó fuera por poco. En el 12, de nuevo un hiperactivo Lanzarote, lanzó un córner directo que Reina salvó junto al larguero, enviando por encima del marco con muchos apuros.


Le costó al Nástic quitarse el agobio de encima, pero ciertamente defendió con mucho orden y demostró empaque ante un choque con tanta responsabilidad. Como era lógico, poco a poco empezó a lanzar sus ataques. Siempre por la izquierda, donde el vertical Naranjo siempre hallaba el apoyo de Emana y, de vez en cuando, las subidas por la banda del lateral Mossa. De ahí llegó la primera gran opción catalana, en una penetración de Emana que acabó con un centro-chut raso que se paseó por delante de la portería de Manu Herrera sin consecuencias letales.


Amagaba peligro el Nástic y el Zaragoza tuvo que asegurar mucho más sus salidas desde atrás y, sobre todo, los repliegues. Ros y Dorca estuvieron siempre atentos, con más dudas por parte de Morán, algo desubicado ante Madinda y Tejera por su zona. Ángel desahogó las primeras zozobras con un cabezazo en un nuevo saque de esquina de Lanzarote que se marchó alto. En el 24, Rico dibujó el mejor disparo de la primera parte, con su pierna mala, la derecha, en una rosca que Reina envío a córner cuando el gol ya se cantaba.


El Nástic cambió golpes. Naranjo pidió penalti en una buena jugada de Emana que lo dejó solo ante Herrera pero que fue cortada con valentía y riesgo por Isaac dentro del área, evitando un remate con muy malas intenciones. Guitián, en un mal despeje tras un centro al área zaragocista, estuvo cerca de marcar un gol desgraciado en propia puerta, todo ello en apenas cuatro minutos. Pero el Real Zaragoza retomó la onda ofensiva en el tramo final de la primera fase y el propio Guitián, tras el enésimo córner, cabeceó bien y Naranjo, ayudándose del brazo, evitó el tanto llevando la pelota fuera. Y, por fin, Ángel, en la última jugada antes del descanso, remató de cabeza, picado, un centro de Hinestroza y la pelota rozó el palo.


El intermedio supo a poco al Zaragoza. Merecía algún tanto de ventaja por su esfuerzo y capacidad ofensiva. Todo quedó abierto para una apasionante y decisiva segunda parte.


Bajo un intenso aguacero, el juego se deshilvanó mucho. El Zaragoza salió con menos ímpetu y el Nástic se sintió a gusto con el 0-0. Los minutos fueron pasando con mucho juego en el centro del campo, sin demasiadas llegadas claras. Naranjo había cabeceado alto un centro de Tejera nada más iniciarse los segundos 45 minutos. Ángel, en el 64, remató con la testa un córner de Lanzarote y la pelota se paseó por el área pequeña de Reina sin hallar puerta ni segundo rematador.


La cosa iba para 0-0 hasta que De la Fuente Ramos, otro árbitro que ingresa irremediablemente en la larga lista negra del zaragocismo, tuvo un ataque de imaginación, una mala decisión que ya venía viciada al no ver el planchazo sufrido por Isaac en el medio campo. Ese penalti de mentiras fue catastrófico para los de Carreras. Un golpe bajo de fatales consecuencias. Un mazazo en la nuca que puede ser gravísimo para el Real Zaragoza en lo poco que queda de liga.


Lo de Lanzarote y el penalti marrado por el Real Zaragoza in extremis fue el ácido sulfúrico que el destino arrojó en la herida abierta del cuadro aragonés en medio de la desesperación. Un lazo negro a un día que, ojalá, no tenga que recordarse en el futuro como una jornada nefasta para la SAD. Sánchez Arminio, el presidente de los árbitros profesionales del fútbol español, se mostró comprensivo y receptivo el jueves cuando Lapetra y Cuartero, el director deportivo del Real Zaragoza, le trasladaron en Madrid la enorme preocupación y enfado que se acumulaba en el Real Zaragoza por los perniciosos arbitrajes recibidos últimamente. Queda en evidencia que el club aragonés tenía hondas razones para expresarse así. Quizá en lo sucesivo, desde esta triste mañana del 22 de mayo de 2016, el perenne Sánchez Arminio ya no necesite que nadie de la entidad blanquilla le cuente nada. Lo habrá visto en directo, en su televisor. El futuro del Real Zaragoza se está dirimiendo en buena medida en las manos de decisiones ajenas, de las autoridades que mandan cada fin de semana en los terrenos de juego: los árbitros.

Ficha Técnica

Real Zaragoza: Manu Herrera; Isaac, Guitián, Cabrera, Rico; Morán, Dorca, Javi Ros (Diamanka, 63); Lanzarote, Hinestroza (Pedro, 79); y Ángel (Dongou, 72).


Gimnástic Tarragona: Manolo Reina; Gerard Valentín (Iago Bouzón, 55), Xavi Molina, Suzuki, Mossa; Tejera, Madinda; Lobato (Ferrán, 84), Aburjania, Naranjo; y Achille Emana (Jean Luc Assoubre, 65).


Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité Castellano-Leonés). Amonestó a Javi Ros (29), Suzuki (43), Mossa (53), Lobato (54), Guitián (82), Rico (86), Tejera (88), Reina (90) y Lanzarote (90).


Goles: 0-1, min. 83: Naranjo, de penalti inexistente.


Incidencias: Mañana con tiempo intestable, sol y nubes tormentosas que dejaron algún chaparrón durante la mañana. Llovió a partir del descanso con una temperatura agradable, 18 grados. El césped presentaba un excelente aspecto. En las gradas, la mejor entrada de la temporada, con más de 2.000 seguidores del Nástic venidos desde Tarragona y un aumento de aficionados zaragocistas a través de la campaña del club de ofrecer entradas a precios especiales para este duelo y el del próximo domingo ante el Oviedo. La afluencia rondó los 28.000 espectadores. El entrenador del Real Zaragoza, Lluís Carreras, vio el partido desde una cabina de prensa al estar sancionado por tres partidos tras su expulsión el pasado fin de semana en Soria. En el palco estuvo el entrenador del Huesca, Juan Antonio Anquela, junto al director deportivo oscense, Lalo Arantegui, y el presidente azulgrana, Fernando Losfablos. Los altoaragoneses son los próximos rivales del Zaragoza, el próximo jueves en El Alcoraz.

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