El partido de las peñas no se puede jugar en Monzón

El estadio Isidro Calderón es de césped artificial desde hace un tiempo, superficie prohibida en el fútbol profesional y sobre la que no juega el Real Zaragoza

Jaime desborda a un jugador del CD Utrillas en el partido de las peñas jugado el pasado verano en la localidad turolense, en su campo de La Vega, de césped natural.
El partido de las peñas no se puede jugar en Monzón
Jorge Escudero

El partido a beneficio de la Federación de Peñas del Real Zaragoza, que este colectivo anunció recientemente que iba a disputarse el próximo verano en la localidad oscense de Monzón, no podrá tener lugar en su campo de fútbol, el histórico Isidro Calderón, a consecuencia de las características de su césped. Desde hace unos meses, el coqueto estadio montisonense dejó de tener la habitual hierba natural para, tras una profunda obra de remodelación, cambiarla por un césped sintético de última generación. Aquí radica el problema.


En el fútbol profesional español, no está permitido competir oficialmente sobre hierba sintética. Los equipos de Primera y Segunda División han de contar siempre con campos de césped natural. Y, por derivación de esta normativa, sus entrenadores, técnicos, fisioterapeutas y médicos recomiendan no trabajar nunca sobre la superficie plástica ya que, por su diferente grado de dureza, resistencia al desplazamiento y diferente trato con el balón, acaba provocando lesiones de índole muscular en poco tiempo por el contraste radical que supone su utilización en relación a las características del tradicional césped de raíz y riego.


En definitiva, que el Real Zaragoza (como cualquier otro equipo profesional) no contempla disputar un solo partido sobre hierba sintética. Nunca lo ha hecho desde que este tipo de campos comenzaron a proliferar por la geografía aragonesa o nacional. Por eso, la Federación de Peñas conoce desde hace varios años esta condición. Ciudades y pueblos importantes que, en sus viejos campos, acogieron en su día el partido de las peñas (Ejea, en Luchán, o Tauste, en Las Rozas) están ya descartados al haber sustituido su hierba de siempre por modernos campos de césped artificial. El caso de Monzón es otro de ellos. En el viejo Isidro Calderón, el Real Zaragoza jugó un amistoso en la década de los noventa. Entonces el terreno de juego no era un inconveniente. Ahora, en 2016, sí lo es.


De este modo, el colectivo de peñas deberá buscar una alternativa y tener siempre en cuenta ese factor innegociable que hace referencia a las cualidades del césped donde ha de jugarse ese partido amistoso benéfico que ya es una tradición desde hace casi década y media. Todas las localidades cuyo campo carezca de hierba natural están descartadas de antemano por motivos obvios.

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