​Los Pajaritos, no; Los Pajaricos

Soria es un apéndice de Zaragoza, de Aragón, con casi 6.000 zaragocistas en sus calles y plazas desde el mediodía.

Resulta impresionante vivir la jornada de este sábado en la ciudad de Soria. La capital del Duero es un apéndice de Zaragoza, una extensión manifiesta de Aragón por la masiva presencia de seguidores zaragocistas por las calles y plazas del centro de la ciudad. El fútbol, ese crucial partido CD Numancia-Real Zaragoza que se disputa esta tarde en el estadio de Los Pajaritos a las 19.00, es la excusa, el perfecto motivo para acometer un día de exaltación aragonesa, de unión grupal de una afición que hace mucho tiempo que necesita alegrías y pretextos positivos tras casi una década de grandes penurias institucionales.


Esta tarde, Los Pajaritos no serán Los Pajaritos. El coqueto estadio soriano, cuyo aforo oscila sobre los 9.000 asientos, va a acoger a 6.000 hinchas blanquillos. El deje y el acento aragonés va a imperar en el ambiente. El campo, por un día, va a llamarse Los Pajaricos. Como una pequeña Romareda. Con un ambiente proclive a la fiesta en caso de que los jugadores y técnicos del Real Zaragoza sean capaces de cumplir con el objetivo: ganar al Numancia y relanzarse hacia el ascenso directo de cara a las cuatro jornadas últimas que restarán por jugarse en adelante.


Desde las 12.00 han sido 24 los autocares que han llegado desde Zaragoza hasta Soria. Catorce fletados por la Federación de Peñas y diez más por iniciativa libre. También ha sido incesante el goteo de coches particulares que han cubierto con ilusión los 160 kilómetros que separan ambas localidades vecinas. Gentes llegadas desde las tres provincias de Aragón. De Zaragoza, de Épila, de Magallón, de Borja, de Brea, Barbastro, Tarazona, Alcorisa, Fuendejalón, Morata de Jalón, Ejea de los Caballeros, Tabuenca… De decenas de pueblos donde el zaragocismo hierve por ver a su equipo de nuevo en Primera División dentro de nada y que ve Soria como trampolín hacia ese anhelado éxito.


Ha sido una mañana llena de buen ambiente. De vermús amistosos entre ambas aficiones. De charlas y abrazos entre viejos amigos de hace muchos años. Un homenaje al torrezno, a la cerveza, al picadillo, al vino llegado desde las vides aragonesas. Una fiesta en toda la regla. Con intercambio de regalos entre las peñas de uno y otro club, con presencia asimismo de directivos de las dos entidades. Ahí estaban el presidente Christian Lapetra, el director general, Luis Carlos Cuartero. También el secretario general, Paco Checa. Por parte numantina, el vicepresidente Gary Jiménez, el gerente y consejero delegado Víctor Martín. Los presidentes de las peñas numantinas y zaragocistas.


El día ha respetado en el ámbito meteorológico. Amenazaba lluvia, las nubes daban miedo al mediodía. Pero no han caído más que cuatro gotas que no han podido estropear nada de lo programado. Hasta la culminación de una boda civil, celebrada en el ayuntamiento de Soria en plena Plaza Mayor, ha terminado mimetizada en el ambiente futbolístico y zaragocista que imperaba durante toda la mañana en el centro de la ciudad soriana. Una cuestión anecdótica que, a buen seguro, los cónyuges no olvidarán jamás por lo espontáneo y afable que ha resultado el momento.


Los autocares, en una larga batería, han sido aparcados junto al estadio. Los 6.000 zaragocistas acudirán a sus inmediaciones una vez concluyan los múltiples almuerzos reservados en los atestados restaurantes de Soria y alrededores. Tras la fiesta, después de una mañana magnífica, llegará el momento de la verdad. El fútbol. El partido. Los tres puntos. Medio ascenso en juego, o quizá tres cuartos. Ahí, la afición solo podrá apoyar desde un graderío que esta vez no será rojillo sino blanquiazul. Porque hoy, Los Pajaritos, son por unas horas Los Pajaricos. Maños, aragoneses, zaragocistas.

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