Objetivo cumplido

El Real Zaragoza gana al filial del Athletic sin ningún brillo para seguir en la pelea por el ascenso directo. Lanzarote y Diamanka marcaron los goles.

Real Zaragoza - Bilbao Athletic
Real Zaragoza - Bilbao Athletic
Toni Galán/APhoto Agency

Víctoria necesaria. Misión cumplida por parte de un alborotado Real Zaragoza. El colista, el joven e inexperto Bilbao Athletic, fue mejor con el balón en los pies, dominó en amplias fases del partido, pero su falta de remate y el poso de los jugadores zaragocistas en los momentos culminantes desnivelaron finalmente el marcador a favor de los aragoneses en sendos golpes de autoridad de Lanzarote, en la primera parte, y de Diamanka en la segunda. Fue un partido desigual, típico del Zaragoza de Carreras en los últimos dos meses, que generó incluso protestas desde la grada, pero que acabó felizmente con los tres puntos en el casillero blanquillo para seguir con las aspiraciones de ascenso intactas a solo cinco jornadas para el final de la liga.


Le costó mucho al equipo zaragozano sintonizar con la onda del partido. Salió espeso, sin coordinación entre líneas. El filial del Athletic, sin presión, ocupando bien los espacios, mantuvo el tipo con solvencia durante los 20 primeros minutos. El balón no tenía dueño y la duda persistía en cada jugada sobre quién iba a decantar el dominio de su lado. En ese largo tramo de tanteo, surgieron dos llegadas con peligro por cada bando en acciones aisladas.


Dongou tuvo la primera, en el minuto 6 tras un pase largo al hueco de Lanzarote, el mejor del Zaragoza en la primera mitad. Pero el ariete camerunés remató precipitadamente de primeras, cuando tenía la opción de controlar y fabricar un mano a mano, y el balón se le marchó muy alto. Replicó el Bilbao Athletic con un duro chut de Aketxe en el área, en el minuto 8, que Manu Herrera rechazó con muchos apuros. De nuevo Dongou halló a continuación una posición de remate en una jugada personal, pero su disparo se fue cruzado, fuera del marco vasco. En el intercambio de golpes, Iriondo, en el 18, solo tras un fallo defensivo blanquillo, culminó con un fuerte remate raso que, de nuevo, Herrera paró con seguridad.


De repente, llegó el 1-0, de efectos balsámicos para el irregular Zaragoza. En un error de la zaga bilbaína en la línea de tres cuartos, surgió una jugada de Lanzarote que él mismo terminó tras una combinación perfecta con Javi Ros en el área. Su chut de rosca, magnífico, superó a Remiro por alto y entró junto al palo derecho. Por fin jugó con algo de criterio el cuadro aragonés, aunque sin mordiente arriba. Los bisoños jugadores del Athletic B notaron el efecto de ese tanto y llegaron otras tres jugadas con olor a gol zaragocista que no acabaron dentro por la falta de pericia en los remates finales.


Dongou tuvo la primera de ellas en el minuto 25, en otro centro del incisivo Lanzarote que acabó fuera tras un mal golpeo de la pelota del africano. Cabrera, de cabeza, tres minutos después, pudo anotar tras una falta lejana botada con maestría de nuevo por Lanza, pero el portero Remiro despejó a córner en una gran intervención. Y, por fin, el propio Lanzarote en el 35 empalmó un balón suelo en el segundo palo y otra vez Remiro paró en dos veces ante Dongou, que buscaba remachar.


El descanso llegó con la sensación de que el Real Zaragoza se había quedado corto. Que faltaba al menos un gol más en sus alforjas para haber matado el partido casi definitivamente. La cosa quedó abierta, a expensas de cuál fuera la actitud de unos y otros en los segundos 45 minutos.


Y el intermedio, como ya sucedió siete días antes en Ponferrada, le sentó fatal a los de Carreras. El Bilbao Athletic salió más enchufado, con ansias de empatar cuanto antes. Aketxe dio una lección magistral de creación de juego ofensivo en la mediapunta, con pases filtrados al área de Herrera y con remates llenos de peligro a la portería zaragocista. El público silbó al equipo local durante un largo cuarto de hora en el que le resultó imposible salir de atrás. El citado Aketxe –que pudo ser jugador del Zaragoza en enero antes de los cambios en el área deportiva del club- rozó el 1-1 con un derechazo –es zurdo- que Manu Herrera rechazó a su manera, dejando la pelota muerta en el área pequeña para que Santamaría estuviera a un solo palmo de meter la pelota en las redes.


Fue el aviso de que la tragedia rondaba por La Romareda. El público cambió su postura y comenzó a animar sin cesar. Carreras inició las permutas desde el banquillo y sustituyó a un casi nulo Culio, además amonestado y rozando la roja en una acción de riesgo, metiendo en el campo a Diamanka, el talismán de los últimos días. No falló de nuevo el senegalés. Entre las múltiples llegadas bilbaínas a las inmediaciones del área aragonesa, surgió una penetración preciosa de Isaac por el lateral del área en el minuto 73. Su pase atrás lo fusiló por raso Diamanka para anotar el 2-0 y llevar la calma y el sosiego a un equipo y un graderío que empezaba a tener verdadera histeria ante un patinazo en la recta final del choque.


De ahí al final, con Tarsi sustituyendo a un agotado Lanzarote, el Zaragoza se limitó a controlar, renunciando a penetrar en varias jugadas que se fueron en retroceso cuando lo natural era buscar el tercer tanto. Aketxe, en una falta lateral que rozó la escuadra derecha de Herrera, amagó el último intento de gol de los vizcaínos, sin éxito, como toda la tarde.


Fue un triunfo con padecimientos, con un fútbol tosco del Real Zaragoza a causa de un día obtuso de su línea media, con Morán y Ros apagados y sin tino en los pases finales. Faltó la rasmia de otros días, tal vez a causa de no tener que remontar y al hecho de, por primera vez en mucho tiempo, llevar el marcador a favor desde un punto tempranero del duelo. Sin ningún alarde, sin nada que recordar para el futuro, el Zaragoza se hizo con el triunfo necesario y obligado para seguir en la perenne pelea por subir a Primera.


Lo que resta hasta el final, tres desplazamientos a Soria, Huesca y Palamós (Llagostera) y dos auténticas finales en La Romareda ante el Nástic de Tarragona y el Real Oviedo, tendrán sin duda mucha mayor dificultad que la que provocó el inerte Bilbao Athletic que se va a Segunda B sin remedio. El Real Zaragoza degustó un éxito logrado con la mínima plasticidad, con un método carente de cualquier belleza. El equipo no enamora pero es más solvente que nunca. Al menos, por este lado, se abre la puerta a la esperanza.

Ficha Técnica


Real Zaragoza: Manu Herrera; Isaac, Guitián, Cabrera, Rico; Morán, Culio (Diamanka, 54), Javi Ros; Lanzarote (Tarsi, 78), Hinestroza (Abraham, 86); y Dongou.


Bilbao Athletic: Remiro; Etxeberría, Ramalho, Gil, Saborit; Guarrotxena (Oteo, 46), Unai López; Vesga, Aketxe, Iriondo (Córdoba, 78); y Santamaría (Villalibre, 60).


Árbitro: Piñeiro Crespo (Comité Asturiano). Amonestó a Etxeberría (23), Culio (37), Guitián (45), Isaac (62), Hinestroza (65), Saborit (85) y Aketxe (88).


Goles: 1-0, min. 24: Lanzarote. 2-0, min. 73: Diamanka.


Incidencias: Tarde desapacible, nublada y con lluvia, tal y como sucedió durante las 24 horas previas en Zaragoza. La temperatura, 18 grados, con un viento bastante fuerte. El césped presentaba buen aspecto, pero rápido y blando como consecuencia del agua caída durante la jornada. En las gradas, alrededor de 17.000 espectadores.

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