¡Cuidado!, la acumulación de tarjetas se aproxima otra vez

El flujo de amonestaciones del Real Zaragoza amenaza con afectar a varios jugadores en las próximas jornadas, ya en partidos cruciales

El árbitro muestra una tarjeta amarilla múltiple en una discusión entre jugadores del Real Zaragoza y el Huesca.
El árbitro muestra una tarjeta amarilla múltiple en una discusión entre jugadores del Real Zaragoza y el Huesca.
José Miguel Marco

La cadencia con la que los jugadores del Real Zaragoza están acumulando las tarjetas amarillas esta temporada advierte de riesgos a corto plazo. Se trata de la segunda oleada de sanciones que, en un buen número de componentes de la plantilla -los que más minutos juegan- va a generar partidos de sanción de manera atomizada en los partidos de la recta final de la liga, donde todo es ya crucial y está en juego la clasificación definitiva.


A falta de 13 jornadas, el equipo zaragocista acude a Tenerife con un solo futbolista advertido de castigo: Diamanka, que arrastra cuatro amonestaciones desde la visita del Huesca a La Romareda. Pero, poco a poco, el vagón de los de tres amarillas se ha ido llenando de inquilinos que llegan a la antesala de riesgo. Se trata de Morán, Rico, Dorca (los tres van por 8 amarillas en lo que va de campaña y están por lo tanto en su segundo ciclo), Vallejo, Cabrera (tras la resolución de ayer del TAD por el caso de Pamplona) y los nuevos Culio y Guitián. Es decir, siete futbolistas de peso en los planes tácticos de Carreras.


Con dos tarjetas, más calmados pero sin desdeñar peligro de sanción de aquí a junio, se hallan Ángel (acumula siete, pues está ya en su segundo ciclo), Pedro, Abraham, Lanzarote, Isaac y Bono.


El grupo de los tranquilos es el más escaso. Con una amarilla se encuentran Hinestroza (va por la sexta en toda la campaña, repitiendo ciclo), Campins, Rubén y Sergio Gil, además de los filiales Tarsi, Ortí y Nieto. Y totalmente limpios e inmaculados de cartulinas admonitorias están Javi Ros (una vez cumplido su primer ciclo tras la pesada herencia de cuatro amarillas que trajo de Mallorca), Dongou y el portero Manu Herrera.


Para poder calibrar aproximadamente por dónde pueden venir los problemas en este sentido, es un buen ejercicio observar lo ocurrido en la primera parte de la liga, cuando llegó la primera ola de sanciones por acumulación de tarjetas. El Real Zaragoza de esta campaña, menos amonestado que en años precedentes, estuvo 16 jornadas sin perder a nadie por este motivo disciplinario. Las amarillas fueron cayendo por goteo, de forma selectiva y repartida. Pero, por motivos obvios, un día el ras se rebasó y los castigos llegaron encadenados y, por mala fortuna, en tacadas dobles. Ante el Numancia, en La Romareda a mitad de diciembre, en el 17º partido de liga, faltaron los dos primeros jugadores que alcanzaron el repóquer de amonestaciones: Dorca e Isaac. Una semana después, cayeron para Tarragona tanto Ángel como Rico. En la jornada 23ª, solo cinco semanas más tarde, Cabrera y Morán fueron sancionados y no pudieron estar en Almería. Seis titulares de aquellos tiempos que lastraron las opciones técnicas irremediablemente por culpa de las tarjetas en un corto espacio temporal.


En Pamplona, en la 26ª fecha liguera, fue Hinestroza el damnificado. La semana pasada, en la 29ª, pagó penitencia Javi Ros. Estas dos faltas se pueden considerar más aisladas, lejos de esa sensación de epidemia que se produce en el vestuario cuando las sanciones llegan en aluvión y, además, coindicen con otro tipo de bajas a causa de lesiones, convocatorias de selecciones o enfermedad, efectos que suelen provocar severas secuelas en algún momento de cada liga. 


No es un problema que se pueda manejar desde los resortes de un equipo, ni por parte de los técnicos ni de los propios jugadores. Cuando llega, llega sin remedio. Normalmente, se está al albur de las decisiones arbitrales, de los baremos de castigo que puedan establecer los colegiados en cada partido que dirigen, en este caso, al Real Zaragoza. Por eso, a partir de un corto tiempo, Carreras y el resto de protagonistas han de estar preparados para vivir y sufrir un nuevo tramo de competición donde las sanciones por cinco amarillas van a llegar al trote sin remedio alguno. El problema, tal y como viene este año el ritmo de acumulación de la plantilla zaragocista, es que la amenaza sobrevuela la parte más decisiva del calendario, los partidos claves.


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