Morientes, primer vínculo Zaragoza-Albacete

Hasta 1995 las relaciones del Real Zaragoza y el club manchego nunca habían confluido. El fichaje del joven ariete juntó a ambas directivas

Página del Heraldo en la que se informaba del fichaje de Morientes por el Real Zaragoza en 1995.
Página del Heraldo en la que se informaba del fichaje de Morientes por el Real Zaragoza en 1995.
HERALDO DE ARAGÓN. DOCUMENTACIÓN

Fernando Morientes es el eje de las relaciones directas entre el Real Zaragoza y el Albacete Balompié como clubes. El delantero centro cacereño, radicado en Sonseca (Toledo), fue fichado por el Real Zaragoza el 8 de julio de 1995 tras despuntar de forma notable en el Albacete con tan solo 18 años en la temporada anterior. Esa operación, por la que la SAD zaragocista pagó 325 millones de pesetas (algo menos de 2 millones de euros), se convirtió en esos momentos en el fichaje más caro en la historia del club blanquillo, con el que firmó un contrato por cinco temporadas, de las que solo cumpliría dos al ser contratado por el Real Madrid en 1997. Su cláusula de rescisión se cifró en 500 millones de pesetas (unos 3 millones de euros) y su ficha anual se pactó en 40 millones de pesetas por temporada (240.000 euros).


Aquellas negociaciones entre las directivas de ambos clubes por Morientes fueron el primer vínculo histórico entre unos y otros tras seis décadas de existencia. El prometedor goleador, que ya era internacional español sub-21, sirvió como nexo de unión y acercamiento de dos clubes muy distintos y alejados tradicionalmente en el palmarés y el medio ambiente en el que se habían desenvuelto en los sesenta años previos. De hecho, zaragocistas y albacetenses no confluyeron en sus líneas vitales hasta aquella década de los noventa. Sin proximidad geográfica que los uniera en los albores del fútbol -como sucedió en otros casos cuando este deporte daba sus primeros balbuceos a principios del siglo XX con los torneos mancomunados-, aragoneses y manchegos desarrollaron una órbita muy distante hasta que el Alba apareció en Primera División en la temporada 1991-92.


Para entonces, los zaragocistas, fundados en 1932, eran ya un club de los grandes de España, con títulos nacionales e internacionales, con grandes épocas vividas, con sensacionales plantillas e individualidades en su currículum. Por el contrario, el Albacete, nacido en 1940, que emergió en la élite gracias al mítico equipo del 'Queso Mecánico' que entrenó Benito Floro (Conejo, Zalazar, Catali, Antonio, Geli, Menéndez, Oliete, Parri, Coco, Etcheverry, Urzaiz, Chesa...), fue hasta ese hito histórico una entidad modesta, alejada del ruido del fútbol mediático de aquellas épocas. Con varios periodos jugando en Regional Preferente (en los años cuarenta y en los setenta), incluso sin competir por problemas financieros en la liga 1951-52. Con la Tercera División como hábitat más natural; la Segunda B -desde su creación en 1981- a modo de rampa de lanzamiento, muchas veces fallido. Y, en sus mejores días, pisando fugazmente la Segunda División (por primera vez, en 1948; después en los sesenta y, por fin, en el final de los ochenta).


Cuando Fernando Morientes llegó al Zaragoza, el Albacete parecía asentarse en Primera, tras unas buenas cuatro primeras temporadas en la élite. No fue así y, al poco, volvió a descender de categoría. Desde entonces, su sube y baja ha vuelto a ser constante, con un reciente paso de dos campañas en Segunda B que lo pusieron al borde de la muerte en 2013, hace nada: lo salvó de ella hace tres años su paisano Andrés Iniesta, jugador del Barcelona y campeón del mundo con España, que abonó los casi 250.000 euros que el club abonaba a los jugadores que lo habían denunciado. No les ha ido bien a ninguno de los dos clubes desde aquel episodio de Morientes, cada uno en su dispar dimensión. Eso sí, mucho mejor al Zaragoza, que todavía tuvo tiempo de ganar dos Copas del Rey más (en 2001 y 2004).


En tiempos de vacas flacas entre las dos aficiones, el recuerdo de Morientes es ahora mismo un punto agradable en la nostalgia. Contaba HERALDO DE ARAGÓN en aquel verano de 1995 que "las negociaciones con Morientes fueron muy duras debido a la cantidad de novias que le habían salido al jugador. El Real Zaragoza fue el primero que se interesó por él y el que al final ha conseguido su objetivo. En el camino se quedaron el Español, el Atlético de Madrid y el Real Betis". Al respecto, la información subrayaba cómo "el fichaje de Morientes estuvo a punto de romperse en los últimos momentos cuando el acuerdo con el representante del jugador, Alberto Toldrá, era total. La aparición en escena del Real Betis puso en peligro lo que parecía una realidad. Manuel Ruiz de Lopera, consejero delegado del club verdiblanco, ofreció al Albacete 300 millones de pesetas y al delantero azerbayano Velli Kasumov". Pero, por fortuna para el Real Zaragoza, los deseos del joven delantero prevalecieron y él quiso venir al equipo aragonés por encima de todo lo demás.


Morientes llegaba a un equipo que acababa de ganar la Recopa de Europa en París ante el Arsenal. En un momento de máxima euforia. Sería el sustituto del loado Esnáider, por quien el Real Madrid, su club nodriza, acabó pagando días después al Real Zaragoza los 500.000 dólares que marcaba una cláusula de su contrato para repescarlo. Con él llegaron goles nuevos para un Zaragoza que empezó a decaer. Pero el 'Moro' creció paso a paso hasta acabar haciéndose un gran delantero de talla internacional.


Desde aquel verano de 1995, en todos los enfrentamientos Real Zaragoza-Albacete Balompié que se han dado, tanto en Primera, como en Segunda, como en la Copa, el espíritu de Morientes impregna la relación de ambas entidades.










El fichaje de Morientes es una apuesta por la calidad y por la juventud, señaló. Con las contrataciones que hemos realizado tenemos cubierto del medio campo hacia adelante.




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