De la Fuente, el árbitro, como Joselito y Pablito Calvo

Vallisoletano, tiene 24 años y debutó en Segunda el año pasado con 22. Es el más precoz de la historia en el fútbol profesional

De la Fuente Ramos, en una curiosa imagen del Real Zaragoza-Leganés que pitó el año pasado en La Romareda. Basha lleva la pelota ante Diamanka, hoy zaragocista y entonces en el cuadro madrileño.
De la Fuente, el árbitro, como Joselito y Pablito Calvo
Asier Alcorta

Oliver de la Fuente Ramos es el árbitro del Real Zaragoza-Lugo. Un caso atípico en el fútbol español. El pasado día 23 de enero cumplió 24 años. Y ya debutó en Segunda División el curso anterior, con solo 22. Un niño prodigio del silbato. El Joselito o el Pablito Calvo del arbitraje patrio. El Mickey Rooney del colectivo arbitral en estos momentos.


Su aparición, en la temporada pasada, en la esfera profesional del balompié hispano rompió por unos meses un récord que parecía inscrito para mucho tiempo: el del canario Juan Manuel Brito Arceo, que también se estrenó en la categoría de plata con 22 años a principios de los años 80 del siglo pasado rompiendo todos los moldes hasta entonces conocidos.


Entremedias, tan solo aparece en los anales otro caso parecido, el del navarro Alberto Undiano Mallenco, aún activo en la élite, que debutó en Segunda en 1997 con 24 años. De la Fuente Ramos, por lo tanto, rompió el registro de precocidad de Undiano por dos años.


Este singular colegiado pucelano solo estuvo un año en Segunda B, la campaña 2013-14. Debutó y ascendió de un solo golpe para sorpresa de propios y extraños. Un hecho absolutamente excepcional. Único. En diez meses, pasó de pitar partidos de Tercera, de fútbol aficionado en pequeños campos como los de La Virgen del Camino, Lerma, Villaralbo, Cuéllar, La Granja de San Ildefonso o Almazán a pasearse por coliseos de Segunda con aromas de Primera como el Benito Villamarín del Betis, El Sadar del Osasuna, Son Moix del Mallorca, Gran Canaria de Las Palmas... y La Romareda.


Porque Oliver de la Fuente Ramos no se presenta en Zaragoza esta vez ante el Lugo. Ya pisó el estadio zaragozano el año pasado en la victoria blanquilla por 2-0 ante el Leganés, con dos goles del añorado Borja Bastón. No lo hizo mal en un partido sin complicaciones extraordinarias. En esta segunda temporada en Segunda, dirigió al Real Zaragoza precisamente en Lugo, en el mismo partido que va a juzgar en La Romareda pero en la primera vuelta, allá en el Anxo Carro. Ese día, en el que el marcador final fue 0-0, sí dejó una acción de mal recuerdo para los aragoneses. A falta de 12 minutos, en el 78, no sancionó como penalti un lance en el que el portero lucense, José Juan, arrolló dentro del área a Hinestroza en una pelota por alto, donde se fue de la portería hasta casi fuera del área en una mala medición de la salida y tumbó por detrás al jugador colombiano del Zaragoza, que quedó lastimado y tuvo que salir del campo para ser atendido. Al término del encuentro, nadie de la expedición zaragocista se explicaba por qué el árbitro no había entendido ese encontronazo contra natura y fuera de sitio entre el portero local e Hinestroza (que estaba de espaldas al guardameta) como pena máxima.


De la Fuente está acostumbrado a que el 80 por ciento -o más- de los jugadores que comparten el campo con él durante los partidos superen su edad. En varios casos, de manera notable. Para los futbolistas, resulta extraño que el árbitro sea casi un niño. Un estudiante de Trabajo Social que dirige partidos de fútbol desde los 14 años. Un árbitro precoz con todos los pros y los contras que siempre trae consigo la precocidaz. Como dicen en Valladolid, tal vez estemos ante el Mozart del arbitraje.

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