El Real Zaragoza, obligado y sin red, vuelve a jugarse su futuro

El equipo aragonés afronta 90 minutos de máxima exigencia en Córdoba (12.00), donde solo le sirve ganar a otro de los favoritos para el ascenso

No hay margen de error. El Real Zaragoza acomete en Córdoba a partir del próximo mediodía otra final en su intento por remontar el terreno perdido con la cabeza de la Segunda División. Así va a ser en todos y cada uno de los fines de semana que quedan de aquí a junio, en el mejor de los casos.


Es tanto lo que queda por recuperar y tantos los rivales que caminan por delante, que a los zaragocistas no les queda otro remedio que pensar en ganar cada partido, por obligación suprema, y dejar en segundo plano lo que vayan haciendo los demás. De lo contrario, el vértigo y la responsabilidad tienden a abrumar al equipo aragonés por pura lógica. 


Cuando se juega en domingo, varios de los resultados previos del sábado siempre van a tender a atornillar las expectativas del zaragocismo. Esta vez, las atmósferas de presión llegan por detrás, de la mano de los triunfantes Valladolid y Lugo, que despeñan de nuevo a los de Carreras a la 12ª escalera del rellano si hoy no logran los tres puntos en El Arcángel. Y, por delante, es el Nástic de Tarragona el que, tras ganar al Elche, se va a los 41 puntos, se mete segundo provisionalmente y eleva en una muesca más el nivel de distancia al ascenso directo. El Mirandés, en su duelo de proximidad con el líder Alavés, solo sumó un punto más al igualar a cero en Anduva y se va a los 39. Un punto que también eleva la distancia del Zaragoza a la sexta plaza, la primera de la promoción, que antes del duelo en feudo cordobés queda a cinco.


Pocas conjeturas cabe hacer en las previas del Zaragoza en lo que resta de torneo. Desde fuera del vestuario, dan igual las alineaciones, los cambios, las pizarras tácticas del entrenador de turno, hasta el perfil de los rivales. Solo cuenta ganar. Ganar, ganar, ganar y volver a ganar. Como acuñó el legendario Luis Aragonés dentro de su particular jerga futbolera. Y en este simple -pero exigente- envoltorio, el siguiente episodio de pasión, sufrimiento y retos del Real Zaragoza llega en Córdoba, el tercero de la liga hasta ahora.


Un partido que marcará de lleno el contenido del resto de la competición para el Real Zaragoza. Si gana, seguirá enganchado a la vida del ascenso, a la esperanza de una recuperación firme y a tiempo. Si pierde, se le hundirá el suelo un poco más y el tiempo y el oxígeno empezarán a faltarle peligrosamente. El empate, término medio, ni lo sacará de pobre ni servirá para acelerar el paso.


El Córdoba tiene grietas que permiten ver como algo factible devolverle la pelota del triunfo que lograron en la primera vuelta en La Romareda (0-1, con gol de Ríos). Desde la vuelta de Navidad, han perdido más puntos que han ganado. Cayeron en su campo por 1-2 ante el Mirandés tras el Año Nuevo. Doblaron la rodilla en Valladolid por 2-0. El Leganés también los superó en El Arcángel por 2-3 hace solo 15 días. La semana pasada, el Alcorcón les igualó 3-3 in extremis. Es evidente que, en defensa, los cordobeses están mostrándose vulnerables. Por ahí está la gatera por la que el Zaragoza ha de hacerse con estos tres cruciales puntos: acertar en las ocasiones que habrá ante la portería del excéntrico portero ghanés Razak.

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