"Ya sé la pregunta que me van a hacer... llevo años en esto y ya los conozco..." Así ha comenzado Juan Culio su monólogo ante la prensa zaragozana, en busca de una necesaria complicidad. El centrocampista argentino sabía que estaba ante una mañana dura en lo personal para él. Desde que el lunes a media tarde trascendió su fichaje por el Real Zaragoza, el recuerdo de sus aguijonazos al club aragonés y al entonces entrenador, Ranko Popovic, en la celebración del ascenso a Primera con los canarios en la promoción jugada en junio corrió como la pólvora entre la hinchada blanquilla.

"Me ha sorprendido cuando he venido todo este revuelo. ¿Pero qué hice? ¿Si yo no hice nada en la celebración?", ha señalado, como queriendo quitarle importancia a aquellas palabras en el balcón de la Plaza de la Victoria de la capital grancanaria que, por extemporáneas, provocaron que el presidente de Las Palmas tuviese que salir a pedir disculpas a la entidad zaragozana al día siguiente.

"Estaba cabreado con el entrenador anterior (Popovic), creo que nos había faltado al respeto a nosotros. Quise defender a mi club, que era Las Palmas. No hacer daño al Zaragoza. Pero si alguien se sintió dolido o interpretó mal mis palabras, pido mis disculpas", esgrimió sin terminar de agachar las orejas del todo. Su fuerte personalidad emerge incluso en este tipo de actos de contrición.

?Culio presume de experiencia (tiene ya 32 años y un amplio currículum con 13 temporadas por el fútbol internacional), de haber pertenecido a grandes vestuarios -Galatasaray, Independiente de Avellaneda, Racing de Avellaneda, San Lorenzo de Almagro...-, de haber compartido vestuario con figuras de primer orden -nombra a Arda Turan o Felipe Melo- y sugiere que su aportación al Real Zaragoza va a estar por encima de lo meramente futbolístico. "Voy a dar todo en el campo, voy a pelear por esta camiseta a muerte. Pero fuera también se juegan los partidos. Intentaré que mi experiencia la pueda trasladar a mis compañeros y al juego del equipo para lograr ser un grupo unido", apunta.

"Sería un honor para mí ayudar al equipo a ascender a Primera. Si no ascendemos, entonces sí les tendría que perdir perdón a los aficionados. Lo haré públicamente si no subimos", se ha retado a sí mismo.

Así llega Culio a Zaragoza. Con alma de líder. Con talante valiente ante un problema personal e intransferible que ha debido solucionar nada más aterrizar. Y, por encima de tópicos, imprimiento una buena dosis de sangre caliente a un equipo que necesita revulsivos inmediatos y efectivos."Parezco un chico de 15 años de lo ilusionado que estoy. No he tenido que hablar mucho con Wilk, Willian José o Paco Herrera, una persona extraordinaria (excompañeros de Culio con pasado reciente o presente zaragocista), para venir a gusto al Zaragoza. Soy muy amigo de Fernando Cáceres y sé muy bien que este club es un grande", subraya. Ahora, a partir del sábado ante el Leganés, el nuevo fichaje blanquillo hablará sobre el campo. La Romareda aguarda expectante.