El club busca un fichaje urgente

La pérdida de dos piezas claves en el equipo anima a la SAD a buscar un refuerzo antes de enero.

Ángel Martín González, en su despacho de la sede zaragocista en La Romareda.
Ángel Martín González, en su despacho de la sede zaragocista en La Romareda.
josé miguel marco

La grave lesión de Wilk, la segunda en el corto espacio de tres semanas en estos albores de la temporada, activó ayer las alarmas del Consejo de Administración del Real Zaragoza. Este segundo accidente serio que sufre la línea de flotación de la plantilla en la figura de un jugador crucial dentro de los planes del área deportiva, hizo reconsiderar la velocidad de reacción de los dirigentes respecto al primer golpe bajo que significó a principios de mes la rotura de rodilla de Jaime.


Aquella postura expectante y de calma que, tras la pérdida del extremo zurdo albaceteño se adoptó en los despachos nobles a la espera de la llegada de la Navidad, cambió ayer por la tarde por fuerza. Dos bajas de este calibre dañan con hondura las aspiraciones supremas de la SAD en este decisivo año, que pasan por el perentorio ascenso a Primera División en junio.


La de ayer fue tarde de reuniones en la sede zaragocista. Con el entrenador, con el director deportivo, con los demás miembros de la secretaría técnica y, por fin, dentro del Consejo. Y la conclusión fue cristalina. Pese a que, en un principio, tras lo de Jaime, la idea era no apresurarse a buscar refuerzos extraordinarios antes de la apertura del mercado invernal, del 1 al 31 del próximo enero, desde ayer el área deportiva ya está peinando en profundidad el mercado en busca de un fichaje de urgencia.


Ni la situación financiera de las arcas de la entidad zaragocista, con escaso margen de maniobra desde agosto; ni el género que muestra ahora el escaparate de posibles refuerzos fuera de plazo, muy restringido, son el mejor envoltorio para trabajar la contratación relevante que ahora se requeriría para reactivar el mermado plantel. Pero, aun así, Ángel Martín González va a escudriñar al milímetro cualquier opción que pueda ponerse a tiro.


Ha de ser un futbolista de nivel, contrastado, que pueda rendir con cierta inmediatez y que tenga vocación de continuidad el año que viene, si todo sale bien, en Primera División. No caben experimentos. En este sentido, hay que tener en cuenta que un fichaje extraordinario a estas alturas, fuera de mercado, supone por normativa de la Liga de Fútbol Profesional que su salario puede ser de hasta el 80 por ciento del coste de la ficha del jugador lesionado que reste por pagar hasta el 30 de junio en el momento de la lesión –en este caso son hasta dos– y que, el nuevo gasto, repercutirá en el presupuesto del año siguiente, la campaña 2016-17. La normativa de la LFP permite a los clubes contratar nuevos jugadores en caso de lesión grave de larga duración de algún miembro de su plantilla (considerada así si es de más de cinco meses) aunque la liga esté fuera de plazo de transacciones.


Si no existe la seguridad de que el fichaje es de absolutas garantías, el Real Zaragoza no va a precipitarse y acometería las próximas ocho jornadas, las que restan hasta el parón navideño, con la actual composición de la plantilla. Sin Jaime ni Wilk; con Rubén, con un esguince de rodilla, también fuera de juego prácticamente hasta esas fechas; con Mario en la más indefinida nebulosa sobre su regreso al equipo; y pendientes de la situación física de Pedro, que ya suma más de mes y medio de baja.


En enero, el escaparate será más amplio, mejor surtido y, además, el cargo de las fichas nuevas repercutiría en el actual ejercicio.

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