Tres claves para poder cerrar la plantilla

Mientras no se reduzca el coste salarial actual de Abraham, Alcolea y Rubén, el Zaragoza no podrá redondear su equipo.

Abraham Minero, Pablo Alcolea y Rubén González.
Abraham Minero, Pablo Alcolea y Rubén González.
Guillermo Mestre

A cinco días del inicio de la liga y a 14 del cierre del mercado de fichajes, el Zaragoza, como la mayor parte de los clubes españoles del fútbol profesional, está sumido en un mar de números para saber cómo y de qué modo va a poder rematar su plantilla. Es el momento de que la LFP pase revista y dé el visto bueno a los topes salariales globales. Se viven las tensas fechas en las que la comisión financiera de la Liga marca a fuego los límites y las fórmulas válidas para terminar de componer todos los equipos, hasta el último fichaje, hasta la última cesión.


Y, para que el director deportivo, Ángel Martín González, esté en disposición de redondear el reparto de jugadores que van a componer este año el plantel zaragocista, los dirigentes blanquillos han de solucionar los casos pendientes de Abraham Minero, Pablo Alcolea y, en última instancia, Rubén González. Entre los tres futbolistas, absorben alrededor de 900.000 euros en fichas. Un porcentaje exagerado del total del equipo, insostenible e imposible de sustentar. La semana pasada, la directiva logró desprenderse de Fernández(se fue al Oviedo) y de Álamo (al Girona), otros dos sueldos desequilibrados en relación a la situación actual del club. Pero aún faltan estos tres para hacer sostenible el proyecto de esta temporada.


Abraham, un fichaje de los heredados de la anterior época y que fue firmado en su día bajo los parámetros que regían en Primera División, ha de percibir por contrato más de 500.000 euros en esta campaña 2015-16. Cifra que une los 425.000 de base que recoge su compromiso contractual, más el aumento anual progresivo marcado en el clausulado, a lo que hay que añadir una parte de lo que aplazó –que no perdonó– en su momento el jugador, que el año pasado ya buscó una salida provisional, marchándose cedido al Eibar de Primera División.


Alcolea, tercer portero, sin sitio tras el fichaje de Manu Herrera y la repetición del préstamo de Bono desde el Atlético, tiene firmado un contrato desde la época de Agapito y Pitarch por el que ha de percibir 130.000 euros.


Y Rubén, que llegó ya con la nueva propiedad el verano pasado, cuando se completó la plantilla desde la nada en tiempo récord, cumple su segunda campaña en el club, con un salario que supera los 200.000 euros (el año pasado era de 180.000, de los más caros del equipo).


Los tres saben desde julio, tras el regreso vacacional, que deben buscar una salida a este atolladero. Sobre Abraham, se ha llegado a barajar su continuidad. Pero para ello ha de aceptar un recorte tremendo en sus emolumentos, maniobra difícil de aceptar por el jugador. Alcolea ha tenido ofertas que, por una causa u otra, no ha aceptado hasta hoy. Y Rubén también ha estado en tratos con varios equipos a través de su agente, entre ellos el Elche. Pero no cuaja ninguna de las posibilidades abiertas. Ahora mismo, el central tiene una buena salida abierta hacia una liga extranjera, pero no acaba de definir su voluntad. Además, para Popovic se ha convertido en un flotador necesario ante las bajas de Mario y Vallejo en este arranque liguero.Reunión con la LFP

Mientras estas tres negociaciones alcanzan en las últimas horas un carácter crucial para culminar la tarea de reconstrucción de la plantilla, el Real Zaragoza acudió ayer a Madrid para llevar a cabo la primera reunión con la LFP. Es el momento de documentar las cuestiones salariales del equipo y de obtener la aprobación de las inscripciones de las fichas. En las próximas horas se conocerá la evaluación y se podrán concretar los siguientes pasos a dar desde la dirección deportiva.

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