​Un año con la nueva propiedad

La Fundación Zaragoza 2032 concluye su primera temporada al mando del club aragonés a las puertas de la Liga BBVA, una cota que excede cualquier previsión inicial

Carlos Iribarren, Paco Checa, Fernando Rodrigo, Christian Lapetra y Fernando de Yarza, en Gran Canaria
Carlos Iribarren, Paco Checa, Fernando Rodrigo, Christian Lapetra y Fernando de Yarza, en Gran Canaria
Oliver Duch

El Real Zaragoza renació el 24 de julio de 2014. En esa fecha, la Fundación Zaragoza 2032 (auspiciada por la familia Alierta, la familia Yarza, Juan Forcén, Carlos Iribarren y -algo más tarde- por La Zaragozana), se hizo con el control de la mayoría accionarial, hasta ese momento en poder de Agapito Iglesias.


El empresario soriano vendía el 72% de las acciones al precio simbólico de un euro y cedía un 18% a la nueva propiedad, para que, a su vez, se repartiera entre pequeños accionistas y abonados. Se abría así una nueva etapa para el club, cuya situación societaria hasta entonces le llevó a rozar el descenso administrativo y el colapso institucional.


El objetivo deportivo razonable para este primer año de la nueva propiedad no eran tan alto como un ascenso; pero el devenir de la campaña ha llevado al Real Zaragoza hasta este insospechado punto. El equipo de Ranko Popovic se ha quedado a siete minutos de la gloria, de un sonado regreso a la Liga BBVA.


Este desembarco de la nueva propiedad en el accionariado del Real Zaragoza supuso, de entrada, una considerable inyección de capital en las maltrechas arcas de la sociedad anónima deportiva.


Los nuevos accionistas destinaron seis millones de euros para pagos a jugadores y técnicos, con el fin de evitar denuncias ante la AFE y el consiguiente descenso administrativo. Además, también abonaron 2,6 millones de euros a la Agencia Tributaria para hacer frente a deudas fiscales corrientes, no a la correspondiente parte de la denominada deuda histórica.


Una vez cubiertas las urgencias más delicadas, la nueva propiedad tuvo que negociar un nuevo calendario de pagos de las deudas fiscales. Las conversaciones con Hacienda fueron más duras de lo previsto. El proceso arrancó prácticamente en el mismo mes de julio y hasta casi acabado el año 2014 no se vio la luz en este controvertido capítulo.


Finalmente, el 20 de enero de este año, el club aragonés y Hacienda firmaron un convenio singular para reordenar su deuda fiscal. Esta afecta a los créditos privilegiados del concurso de acreedores, alrededor de 30,5 millones de euros. La cantidad incluía los 22,6 millones de deudas ya vencidas y 7,9 a deudas aplazadas que todavía no estaban vencidas.


Hoy en día, el pasivo total que mantiene el Real Zaragoza, la suma total de obligaciones que arrastra, es de algo más de 90 millones de euros, una reducción que es fruto de los pagos que ya se han abonado por el nuevo Consejo.


Mientras tanto, las obligaciones relativas al convenio del concurso de acreedores siguen en suspenso, situación que tiene origen en el contenido del propio convenio de acreedores. En su contenido se recoge una cláusula suspensiva para el caso de que el Real Zaragoza continúe por tres años consecutivos en la Segunda División o cinco alternos en la categoría de plata del fútbol español.


La próxima temporada, por tanto, el cumplimiento de las obligaciones del convenio de acreedores quedará en idéntica posición: en una situación de suspenso. Eso sí, no habrá más margen.


En el momento en el que deje de ser efectiva la referida cláusula suspensiva, la sociedad anónima se verá obligada a abonar a los acreedores ordinarios alrededor de 8 millones de euros por temporada durante ocho ejercicios. La mejor salida para estos problemas era el ascenso a Primera División.