Popovic: "Saldremos adelante cuando regresen los lesionados"

?El técnico serbio explica el sentir del vestuario después de la mala racha de resultados del último mes y medio, analiza el futuro inmediato y esgrime sus consideraciones ante los dos últimos meses decisivos de la competición.

Ranko Popovic, antes de la entrevista concedida a HERALDO.
Ranko Popovic, antes de la entrevista concedida a HERALDO.
Oliver Duch

¿Cómo está viviendo el vestuario esta mala racha de resultados? Ante Lugo y Alcorcón han surgido los primeros silbidos de reprobación al equipo.

Los jugadores y yo entendemos que son normales porque no hemos estado al nivel que la afición esperaba de nosotros. La ilusión había crecido hasta un nivel de euforia después del triunfo en Pamplona, que enlazó cuatro victorias consecutivas. Después de ese día, hemos bajado el rendimiento. Y, en el fútbol, estas reacciones de la gente son habituales y están plenamente justificadas. Nuestra obligación es volver a generar aplausos con buen juego y triunfos.


Tras ganar al Osasuna, en mitad de febrero, todo el mundo soñó con haber podido encontrar el camino para alcanzar la cabeza de la tabla a medio plazo.

Sí, así fue. Se empezó a hacer cábalas mirando el calendario. Sobre el papel, los aficionados, periodistas y, en general, todo el mundo, pensaron que venían rivales que nos iban a permitir seguir ganando muchos puntos. Pero nadie contó con lo que nos ha pasado: de golpe, hemos perdido a muchísimos jugadores importantes y el equipo se ha visto resentido semana a semana. No es una excusa, es una realidad objetiva en una plantilla que no está para soportar tantas ausencias de vez.


De tanto recordar la limitaciones y problemas con los que nació y ha de sobrevivir este equipo en un año tan singular, parece que se le resta importancia al hecho de tener solo 18 fichas profesionales.

Me estoy cansando de repetir que no quiero que este asunto suene a justificación fácil por mi parte. Pero si grave es no poder contar con seis o siete titulares en varios partidos, más lo es para el equipo no poder entrenar durante dos meses en condiciones normales. Y eso nos está pasando cuando solo hay 12, 13 o 14 futbolistas del primer equipo aptos para jugar. No poder disponer, durante los partidos, de un banquillo donde asomen seis o siete soluciones con peso específico para afrontar las necesidades de cada jornada, es otro hándicap muy grande que hace daño.


Se supone que todo el mundo conoce desde agosto cuál es la situación especial, extraordinariamente anormal y delicada del

Real Zaragoza 2014-15, que pudo haber desaparecido por liquidación.

Se supone que ha de ser así. Pero está demostrado que el fútbol no tiene mucha memoria, al menos para una parte de la afición. El Zaragoza tenía este año muchos riesgos, entre ellos el de las lesiones, sanciones o bajas acumuladas en un mismo tramo de la liga. Disponemos de entre cinco y siete jugadores menos que la mayoría de los rivales de la categoría. Y cuando han llegado las ausencias forzosas, lo hemos notado. Es algo lógico, que creo se debe tener en cuenta para entender lo que nos viene sucediendo últimamente.


Los más exigentes pueden entender que, con este escudo que esgrime, usted nunca va a tener responsabilidad de nada negativo que ocurra respecto del equipo.

No es así. Yo soy el primer responsable de los malos resultados. Yo asumo en primera persona la culpa de no jugar bien y no ganar. Pero estoy en la obligación de introducir esta mala racha de resultados en la verdadera realidad del vestuario. No solo nos faltan varios titulares en los últimos meses. También, quienes están aguantando día a día en el equipo, han bajado su rendimiento, como es el caso de Pedro, Dorca, Ruiz de Galarreta, Fernández... Es normal. Ellos se resienten porque los demás, los Bastón, Eldin, Jaime, Basha, Álamo Insa y compañía no están en un momento dado en el campo.


Llevar más de media liga ubicados en puestos de promoción y tener miedo de perder esa opción al final es lo que agobia a muchos aficionados.

Lo entiendo. Esa es otra cuestión con la que contamos. Somos el

Real Zaragoza. Un grande, un histórico. Y eso, por inercia, obliga a estar siempre peleando por lo más alto cuando estás en Segunda División. Pero este año es muy especial y, según pasa el tiempo, hay gente a la que le cuesta asumir o tener presente que la institución vive de milagro. Por eso, el hecho de haber sido capaces de estar casi siempre en la 6ª plaza, de haber mostrado que estamos capacitados para jugar bien y bonito en varias fases de la liga, ha acabado por hacer que todos consideren que eso es lo normal. Y no se tienen en cuenta las dificultades que tiene este año el equipo para funcionar normalmente.


¿Es eso una presión añadida?

No lo llamaría presión. En Zaragoza, mientras no se regrese a Primera División y el club se estabilice como siempre fue, sucederá siempre. Yo comprendo que se llevan muchos años de sufrimiento, de conflictos, de mal ambiente. Y que cuesta separar el pasado del presente. Por eso, entiendo perfectamente que la gente salte enseguida cuando se dan dos o tres partidos malos del equipo. Pero es mi obligación recordar a los más impacientes dónde estamos, quiénes somos y de dónde venimos, por más que el escudo que portamos sea el del Real Zaragoza. Si no perdemos esas referencias, se entenderán mejor estos vaivenes del equipo en un año tan raro como es este para el equipo. Jamás ha vivido este club unos condicionantes como los que sufre desde agosto dentro de su plantilla.


Usted, como es habitual en la figura del entrenador, está pasando en pocas semanas de un estatus de máximo reconocimiento a ser censurado ya por una parte de la hinchada.

No me siento atacado. Al contrario, cada vez recibo más muestras de cariño por la calle y entre los aficionados. Un buen número de peñas me han enviado cartas personales en las últimas semanas mostrando su apoyo incondicional al equipo y al club. Las críticas, que surgen tras los malos resultados, son siempre lógicas y legítimas. Aquí, entre enero y febrero, la gente recibió por fin un rayo de sol después de mucho tiempo de tristezas. Ganamos cuatro partidos; se jugó bien ante Barça B, Recre, Leganés; no se encajaron goles, el equipo creció... Nació una ilusión que, de repente, se ha frenado a causa de nuestros problemas con muchos jugadores. Así que es normal que haya personas que se sientan decepcionadas. Nosotros también lo estamos y nos duele no haber podido seguir con aquella buena dinámica. Pero debemos tener en cuenta todos los condicionantes y ser capaces de reconducirnos hacia lo bueno otra vez.


¿Va a ser posible salir pronto de esta espiral de insolvencia en el juego que se vio en la segunda parte ante el Alcorcón?

No tengo ninguna duda de que sí, saldremos en cuanto vayamos recuperando a los futbolistas que se han ido cayendo en las últimas semanas. Vamos a tratar de, cuanto antes, tener disponibles a la mayoría de los que aún están lesionados. A ver si ya en Tenerife es posible mejorar en ese sentido. Y, por supuesto, en la siguiente jornada ante el Sporting, confío en volver a la normalidad. Nuestros problemas tienen un origen claro. Así que la solución a los mismos es también clara: que podamos contar con los ausentes ya en condiciones.


Es rotundo en su respuesta.

Es que yo sé lo que nos pasa. Y, por lo tanto, también sé cómo vamos a salir de esto. Volverán los que faltan y, los que ahora han bajado su rendimiento, recuperarán su nivel. Eso va a ocurrir con seguridad. Si esta plantilla pudiese contar con cinco o seis fichas profesionales más, como el resto, esto no nos estaría sucediendo. Sin duda alguna.


Para eso hay que ganar. Y jugando como ante el Alcorcón y el Lugo, parece imposible.

Esa es la medicina: ganar. Los jugadores lo saben. Ganar un partido en estas situaciones lo cura todo. Lo hicimos en Santander, pero no ha sido suficiente. Habrá que seguir por ese camino en Tenerife.


Se ha dejado pasar una parte del calendario benévola. Ahora, en la recta final, vienen curvas. Hay que jugar con todos los de arriba y con los perseguidores directos.

El calendario me da igual. Para el Real Zaragoza, el calendario es bueno si tiene a todos los jugadores disponibles y en condiciones. Goleamos a la Ponferradina, ganamos al Girona, fuimos mejores que el Betis... eso ya lo demostramos en su día. No soy alguien que promete cosas que no se pueden cumplir.


¿La plantilla está bien anímicamente pese a este bache?

Yo estoy contentísimo con el vestuario. Es muy sano. El equipo funciona bien, no hay el más mínimo problema. Somos muy afortunados de contar con estos chicos. En los últimos días están afectados, se percibe cierta preocupación, pero saben que son capaces de salir de esto sin problemas. Lo van a hacer.


¿Qué les pidió usted el lunes?

Tranquilidad. Paciencia. Calma. Que no se agobien. Tienen la confianza de los técnicos y del club.


Se le ve convencido, nada nervioso, controlando la situación.

Es que yo sé dónde estoy. Y estoy actuando con sinceridad y de cara, como yo soy. Tal y como es esta temporada en el Real Zaragoza, no se puede llorar en momentos como los que atravesamos de bajas y lesiones. Otros lo hacen y esgrimen que no han venido los jugadores que habían pedido o que en enero no se han traído los refuerzos necesarios. Aquí, esta vez, eso no cabe. A mí solo me interesa mi vestuario, mi plantilla. No atiendo a nada más. Por eso estoy tranquilo y convencido de retomar el camino de las victorias cuanto antes.


¿No le afectan las críticas?

Respeto todas las opiniones, si tienen firma, cara y respaldo humano. No los anónimos. Y asumo que siempre va a haber un sector posicionado en contra de todo lo que se haga en el club. Sucede siempre. Por ejemplo, seguimos siendo sextos y, curiosamente, hace días que hay gente que está lamentando una caída que aún no se ha producido. Yo sigo aspirando a pelear por subir a Primera. No estoy todo el día pensando que por detrás me van a agarrar. Son modos de actuar.


A falta de dos meses de competición, ha surgido un cierto afán por calificar de antemano una temporada a la que aún le falta el epílogo.

El mero hecho de utilizar la palabra ‘fracaso’ en virtud de que se ascienda o no en junio me parece inapropiado. Por todo lo que ya he dicho antes respeto de este año tan especial. Olvidarse de lo que han hecho los actuales dirigentes del Real Zaragoza en los últimos meses es, a mi juicio, una gran falta de respeto hacia ellos. Si el Zaragoza sigue existiendo y podemos estar hablando ahora de todo esto, es por lo que hicieron ellos desde julio. Que alguien venga ahora a exigir cosas sin medida ni rigor es irrespetuoso como poco. Veo que el amor que algunos profesan al club está algo enfermo. Es aquello de que «de tanto que te quiero, te odio y te hago daño».


Continúa su especial dedicación para hacer de Willian José una pieza útil para el equipo. ¿Lo va a lograr o el tiempo se acaba?

Yo le tengo un cariño enorme a Bily. Quienes lo quieren utilizar como arma arrojadiza se confunden. Llevo muchos meses dedicándole mucho tiempo para sacar de él las grandes condiciones que tiene. Puedo presumir incluso de que conmigo ha marcado tres goles en jugada en menos minutos que antes de mi llegada, cuando solo hizo dos a balón parado. Voy a seguir intentando provocar su reacción por el bien suyo y del equipo.