Reválida fuera de casa

El nuevo Zaragoza de Popovic llega a Albacete obligado a ganar mañana a un rival menor y a imponer su fútbol.

Ranko Popovic este sábado en la Ciudad Deportiva
Reválida fuera de casa
Asier Alcorta

Desde esta 16ª jornada de liga, a partir de este partido de mañana en Albacete, el Real Zaragoza tiene adquirida la obligación tácita de mudar su imagen como visitante. Hasta ahora, el equipo aragonés ha planteado sus duelos fuera de casa contando poco con la pelota, dejando la iniciativa al adversario local -fuese quien fuese- y apostando todo al contragolpe rápido, a base de pelotazos largos a las bandas o los puntas. Pero ese mecanismo táctico, en líneas generales, debe haber quedado derogado en los últimos diez días. Ahora se trata de lo contrario: de dominar el balón, de tener la posesión cuanto más mejor, de impedir que los rivales tengan el timón del juego. En definitiva, el objetivo es mandar, imponer la jerarquía del Real Zaragoza cada jornada, actuar como un grande.


Ranko Popovic, el nuevo entrenador zaragocista, ha solicitado a sus jugadores que, del mismo modo que se jugó el pasado domingo en La Romareda ante la Ponferradina durante los primeros 60 excelentes minutos, es obligado repetir el método mañana en Albacete. Y, así sucesivamente, en cada encuentro que se dispute, ya sea en casa o a domicilio.


Este envite en el campo del Albacete es, por lo tanto, una reválida para los futbolistas del Real Zaragoza. Por un lado, se trata de un partido donde todos los indicadores les obligan a traerse los tres puntos en el equipaje de vuelta ya que el contrincante manchego, recién ascendido de Segunda B, no ha salido de la cola de la clasificación desde la competición arrancó en agosto. Y, por otra parte, la plantilla tiene la misión innegociable de borrar la mala imagen mostrada en las dos últimas salidas, Soria y Gijón, donde el Real Zaragoza de Víctor Muñoz dejó muestras de desvanecimiento, impotencia generalizada y ausencia de recursos con el paso de los minutos hasta las derrotas finales.


El grupo de jugadores ha recibido y asimilado el mensaje que ha lanzado Popovic en la previa de este lance de mañana en el Carlos Belmonte. Ese en el que el serbio asevera que quiere "dominar en casa y fuera, que este sea nuestro sello". Ayer, el capitán del equipo, Javi Álamo, no rehuyó el reto que Popovic les ha planteado. "Sí, este partido es de los que hay que ganar. El Albacete ha empezado muy mal este año, aunque ahora haya mejorado y nos lo vaya a poner difícil", asumió el canario.


Los futbolistas del Zaragoza viajan a Albacete sabedores de que este no es un partido más. Que algo ha cambiado y a ellos les toca reforzarlo desde su desempeño sobre el césped de aquí a junio. Popovic pide autoridad, galones e intimidación a todos los rivales a base de juego, toque, velocidad en la combinación y llegadas al área. "El domingo pasado nos pusimos el listón un poco alto con el buen partido que hicimos ante la Ponferradina. Cuajamos un buen fútbol y ahora tenemos el deber de seguir igual", indicó Álamo.


La cita de mañana en Albacete va a ser un termómetro perfecto de situación. Con su juego, con su aplicación, con su resultado final, el equipo va a dibujar exactamente cuál es su estado anímico, su disposición, su voluntad por mejorar el rendimiento. Álamo, el capitán del grupo, admite con ilusión y agrado el giro que ha dado el día a día del vestuario. "Sí, hay más alegría en el grupo. El míster ha metido mucha intensidad, quiere enseñarnos mucho en poco tiempo para adaptarnos a la nueva forma de jugar, a su estilo. En general, sorprendió bastante el partido del otro día ante la Ponferradina porque se jugó como no se había hecho nunca hasta ahora", dice.


El Real Zaragoza del Carlos Belmonte deberá ser un grupo solidario, de muchas ayudas posicionales, de pases cortos, seguros y verticales. "A este entrenador le gusta que toquemos el balón desde atrás, con rapidez, con muchas líneas de pase, con movimiento constante de todo el mundo... estamos muy contentos con él", asegura Álamo. La puesta en escena en Albacete se aguarda con ansia.