De un 9 Magnífico a un magnífico 9

Marcelino regresó tres décadas después a la Romareda, el estadio donde se convirtió en una leyenda. El mito de Ares alaba la evolución que está siguiendo el equipo de Víctor Muñoz y dedica palabras elogiosas a Borja Bastón

Marcelino, a la izquierda con camisa blanca, junto a Canario, Violeta, Reija y Pepín, ovacionados antes del inicio del partido.
De un 9 Magnífico a un magnífico 9
José Miguel Marco

Hacía tres décadas que Marcelino Martínez Cao no acudía a la Romareda, el estadio donde acumuló goles y gloria a espuertas. Un alejamiento físico pero jamás sentimental. "Esta es y será siempre mi casa. Y el Real Zaragoza es y será siempre mi equipo", confesaba el gallego poco antes de tomar asiento en el palco, donde estuvo flanqueado por su esposa Teté y por sus ‘hermanos’ Severino Reija y Darcy Silveira ‘Canario’. 


Su regreso al teatro de unos sueños que se materializaron para deleite del zaragocismo se produjo como merecía la excepcional ocasión. Con la afición puesta en pie y ovacionando con devoción a todos los Magníficos presentes. Como un emocionado Pepín, el centrocampista de brega que compartió la visita junto a su mujer y a su primogénito, también llamado Pepín y un clon de su progenitor. "Nació en Zaragoza, es mañico. Queríamos que el niño saliera futbolista, pero no pudo ser. Nos hace mucha ilusión estar juntos en un estadio tan importante en la vida de la familia", reconoció.  


La fiesta parecía asegurada y los aplausos infinitos cuando Borja Bastón batió con finura y estilo al guardameta racinguista. Una diana que Marcelino celebró con entusiasmo y poniéndose en pie. El 9 Magnífico bendecía a un 9 con destellos magníficos. "Es un delantero muy útil y efectivo. Con cada gol está demostrando lo que no le dejaron en el Deportivo de la Coruña la pasada temporada. Gana confianza partido tras partido y es una garantía para competir en esta complicada categoría. Los goles son como las olas, que te llevan hacia arriba cuando aparecen", sentenció. 


Palabras sabias del goleador gallego, aquel portento que saltó de la playa de Ares al Racing Club Ferrol y de ahí directo al Real Zaragoza y a la selección española. 


Marcelino –Marcelo para los amigos– regresa esta mañana a casa con el maletero de su automóvil rebosante del cariño cosechado durante sus cuatro días mágicos en Zaragoza. Medio siglo después de sus hazañas, continúa siendo un personaje popular y solicitado. "No he parado de hacerme fotos con la gente: tomando un café, en la Romareda o por la calle. Ha transcurrido muchísimo tiempo y los zaragozanos no se han olvidado de nosotros, de los Magníficos. Tanto para mí como para mis compañeros ha sido sensacional comprobar que ese afecto permanece", agradeció. 


Una convivencia que ha sido especialmente enriquecedora con los integrantes de la primera plantilla del Real Zaragoza. Todos acudieron de traje y corbata el viernes al estreno del documental ‘Magníficos’ y miraban a sus precursores con una innegable mueca de admiración. También compartieron con ellos el hotel de concentración, el Romareda. "He notado que nos respetan. Eso se percibe. En parte me parece normal porque ellos también son deportistas y sabes que puedes aprender de los que han hecho historia. Nos hemos echado unas risas en el hotel y les he deseado lo mejor porque no va a ser un temporada sencilla", compartió Marcelino.


El ariete aplaude la evolución emprendida por el colectivo dirigido por Víctor Muñoz. Ha sido testigo presencial en tres encuentros –Recreativo, Lugo y ayer– y a través de la televisión. "De lo que vi en Huelva a lo que presencié la pasada semana en Lugo y hoy en Zaragoza hay un largo y positivo trecho. Estamos creciendo a pasos agigantados. Reconozco que me han sorprendido gratamente. Pido para los chicos un apoyo total. Todos sabemos que la afición es, a veces, demasiado exigente con los jugadores", solicitó. 


Pero si un motivo ha convencido a Marcelino para cruzar la Península Ibérica es su apoyo incondicional a los nuevos rectores de la entidad, con su querido Christian Lapetra a la cabeza. "He vuelto a Zaragoza para dar mi apoyo público a la Fundación 2032. Constituye una oportunidad para hacer las cosas de otra manera, con los valores que sembramos los Magníficos. La institución debe rearmarse, captar talento joven en otras zonas de España, confiar en las opiniones de los exjugadores ilustres. Deseo con fervor que deportivamente volvamos a lo más alto en el futuro", remató.