El guerrero de Suva Reka

Vullnet Basha, el nuevo centrocampista zaragocista, pertenece a una familia que sufrió en sus carnes el drama de la Guerra de Kosovo. Pese a nacer y crecer en Suiza, sus padres le han trasmitido la pasión por sus orígenes

Vullnet Basha posa ante los aficionados zaragocistas
El guerrero de Suva Reka
AsierAlcorta

Suva Reka, que en serbio significa río seco, es una localidad situada al sur de Kosovo, a 57 kilómetros de su capital, Pristina. Como la mayor parte del territorio de dicha república, entre sus casi 60.000 habitantes predomina la etnia albano-kosovar. Entre ellos, los Basha, una familia muy orgullosa de sus orígenes, pero que tuvo que emigrar a Suiza a mediados de los 80 para garantizar el futuro y la seguridad de sus hijos. La endémica inestabilidad de Kosovo les invitó a partir. El tiempo les dio la razón. Suva Reka fue herida de muerte en la Guerra de Kosovo, con un capítulo negrísimo: el 26 de marzo de 1999 se produjo la ‘Masacre de Suva Reka’. 50 miembros de la misma familia fueron asesinados encerrándoles en el interior de una pizzería y, acto seguido, tirando dos potentes granadas. 


Vullnet Basha, el fichaje que el Real Zaragoza presentó ayer, nació y creció en Lausana (Suiza) pero jamás ha dado la espalda a sus orígenes. Sus padres se encargaron de que tanto él como su hermano Migjen –que milita en el Torino de la Serie A italiana– aprendieran el idioma albanés, además de sus tradiciones e historia. Además, sufrieron la muerte de uno de sus tíos en la confrontación bélica. 


Un apego que se ha plasmado en el capítulo futbolístico. Pese a que Migjen –tres años mayor– y Vullnet defendieron la camiseta de Suiza en las categorías inferiores, no dudaron en enfundarse la de Albania en la absoluta. Curiosamente, si Kosovo fuera reconocido oficialmente por la UEFA y la FIFA, podrían cambiar de nuevo. 


En muchas ocasiones el fútbol es una extensión de la propia vida. Es el caso de los hermanos Basha. Ambos son un calco sobre el terreno de juego. Han heredado el carácter aguerrido e incansable de sus ancestros. «En todas las cosas que he hecho, mi padre siempre me decía que tenía que hacerme respetar con todas mis fuerzas y que no me rindiera jamás. Este es el camino que he seguido», reconocía en una entrevista Migjen. 


Vullnet está cortado por ese mismo patrón. Es un centrocampista rocoso, agresivo y generoso con el esfuerzo. Ayer, en su primera comparecencia ante los medios de comunicación, se mostró extraordinariamente parco en palabras.


«Soy un jugador de corte defensivo. Quiero demostrar todo lo que puedo aportar a este equipo», espetó. 


Su llegada no puede separarse del vínculo que le une con Víctor Muñoz. El técnico zaragozano disfrutó de sus habilidades en el Neuchatel y en el Sion. «Tuve la suerte de coincidir con Víctor. Hemos hablado estos días y simplemente me ha pedido que dé lo máximo en beneficio del Real Zaragoza. Así lo haré porque llego a un equipo que en realidad es de Primera División y espero contribuir para que regrese de nuevo a esa categoría», confesó. 


El internacional, que está cedido por el Sion, no disimuló su intención de extender más allá de esta campaña su aventura en la Romareda: «Mi intención es quedarme más de un año en el Real Zaragoza. Para ello voy a trabajar y a demostrar que puedo ser útil».


Unas palabras escuchadas en vivo por Ángel Martín González. El secretario técnico definió así a Basha: «Es un futbolista trabajador, que destaca por su capacidad para robar balones». Concluyó certificando su satisfacción: «Yo le conocía personalmente. Víctor Muñoz me comentó la posibilidad de que viniera ya que tenía problemas en su club. Hace un par de años Vullnet jugó un partido en Villarreal y estuve presente. Es un jugador que nos puede ayudar. Cumple con todos los requisitos económicos y deportivos. Su llegada es positiva para la plantilla».