La nebulosa del Zaragoza

Después de una semana, los propietarios no se sustraen a la sensación de provisionalidad.

La presentación de los nuevos accionistas
Hacienda embarga los derechos federativos del club
J. M. Marco

Una semana después de concretarse el proceso de venta del Real Zaragoza, las dudas envuelven el desembarco del grupo de empresarios liderado por Javier Lasheras que ha tomado las riendas de la entidad. Cuando lo lógico hubiera sido que los promotores hubieran dado a conocer, nada más llegar, las líneas generales de su proyecto, tanto en la parcela deportiva como en la institucional, el nuevo Real Zaragoza se envuelve hoy en una compleja nebulosa sujeta a una anunciada -e indispensable- inyección de capital que no está muy claro ni de qué forma ni cuándo llegará.


Una cuestión clave en el desempeño que llevan a cabo los nuevos accionistas es la permanente sensación de duda, la falta de sólidas convicciones a la hora de desarrollar su proyecto. Su llegada, hace una semana, venía teóricamente avalada por el respaldo de un fondo inversor con el que se iba a firmar de inmediato. El sello no se logró, quedaban algunos flecos. Y finalmente, se ha optado por tomar distancia y tiempo y barajar otras alternativas.


Se asegura ahora que se ha abierto el abanico de los que están dispuestos a negociar con el nuevo Real Zaragoza. Con esa convicción y el anunciado liderazgo de los recién llegados -que insisten en que se quedan, que no se van?- se podían empezar a poner las bases de lo que debería ser el nuevo Zaragoza. Lo necesita la entidad y lo necesita el zaragocismo. Hasta ahora, sin embargo, sólo se han concretado los despidos de los ejecutivos y la anunciada marcha del presidente Fernando Molinos. Para ellos, ni siquiera hay recambios.


Además, ¿cómo se van a afrontar los pagos? Cada día surgen complicaciones a la puesta en marcha del proyecto de Lasheras y Casasnovas. En su reunión de este martes con Javier Tebas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional ya ha advertido que no podrán inscribirse en la competición si no resuelven los pagos a los que tienen que hacer frente y que, al margen de posibles renegociaciones, rondan los ocho millones de euros.


¿Cuál es el músculo financiero de los recién llegados? Aseguran que están dispuestos a hacer frente a las obligaciones que el Real Zaragoza tiene contraídas, pero no parece que todos estén convencidos de afrontar la compleja tarea que tienen por delante. Por eso resulta indispensable acudir a la fórmula del fondo o de alguien que se haga cargo de una importante inversión para empezar a andar. Y no resulta sencillo aceptar una propuesta de pago de una cantidad que ronda los ocho millones y la inversión para la confección de un equipo competitivo, que esté en condiciones de subir. Porque sólo en Primera División podría resultar viable de la campaña próxima.


Pero aún más seria, si cabe, es la exigencia de convencer a un zaragocismo abiertamente escéptico con los recién llegados. La falta de criterios y de criterio en el proceso desarrollado por los propietarios genera inquietud entre los aficionados, por más que la primera intención de Luis Gamón, en su comparecencia del viernes pasado como portavoz del grupo, hubiera sido la de enviar un mensaje de "tranquilidad" al zaragocismo.


El paso del tiempo sin aparentes avances significativos en el desarrollo del proyecto estira la sensación de incertidumbre y debilidad con la que parecen haber llegado al Real Zaragoza los nuevos compradores. Su obligación es resolver cuanto antes esa percepción de provisionalidad y ponerle por fin patas a lo que debe ser el nuevo Real Zaragoza y su proyecto deportivo.