La agonía del agapitismo

La venta del Real Zaragoza, envuelta en dificultades, cerrará el tiempo más difícil de la historia club.

Protesta clásica del zaragocismo
La agonía del agapitismo

Agapito Iglesias se marcha. Está firmemente decidido a dejar por fin el Real Zaragoza y acabar con los ocho años más tristes de la historia de la entidad blanquilla. Pero hasta su salida, hasta su adiós, se está convirtiendo en una dolorosa agonía.


Hace ya varias semanas que el constructor soriano había solicitado a sus colaboradores directos que buscaran alternativas para hacerse con su paquete accionarial. Era el paso definitivo a un proceso iniciado meses atrás, con el acercamiento directo a personas que podían haberse hecho cargo de las riendas del Real Zaragoza.


Sin embargo, su salida se ha convertido en una espera larga y tensa. Ha ido moviendo fichas conforme a sus intereses y a la percepción que tenía de los posibles compradores. A su particular forma de ser, compleja y cambiante, se ha unido en esta ocasión su situación personal y judicial; y de las propias acciones del Real Zaragoza.


Las acciones de Agapito Iglesias están a disposición del juez como pago de la fianza impuesta al propio Agapito, a Carlos Esco y Ricardo García Becerril por el caso Plaza. Es una dificultad añadida al proceso emprendido por el constructor soriano.


Propuestas enrevesadas, ofertas singulares, curiosas iniciativas y proyectos serios se han mezclado en el tramo final de las distintas negocaciones emprendidas por el dueño del Real Zaragoza. Es la recta final; casi tan agónica como la propia trayectoria del club a lo largo de los últimos ocho años.


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