Pitarch no se decide a destituir a Herrera

Paco Herrera estará sentado el próximo domingo en Ponferrada en el banquillo del Real Zaragoza. Este domingo, tras toda una tarde de silencios y conversaciones en 'petit comité', los dirigentes de la SAD, con Jesús García Pitarch a la cabeza, habían concluido que, pese al nuevo patinazo sufrido por el equipo en La Romareda frente al Mallorca, no era conveniente acometer el relevo al frente de la responsabilidad técnica del equipo.

Las dudas que había antes del partido frente a los mallorquines al respecto se multiplicaron en la matinal del domingo tras un nuevo tropezón, otra vez como locales. Paco Herrera es una patata caliente de difícil tratamiento para el director general. Y, ante la complejidad del caso, tanto por motivos económicos como por razones deportivas y estratégicas ante un inminente hundimiento en la clasificación, se ha decidido dar continuidad a la tensa situación una semana más.

Pitarch pretende que sea el destino, el propio fútbol, el que resuelva las coordenadas del entrenador hacia uno de los dos extremos posibles. Bien que el equipo reaccione y justifique su permanencia en el banquillo hasta junio. O bien que el colapso en el que se encuentra la plantilla desde hace seis semanas (3 puntos sumados de los últimos 18 disputados) llegue a un hito de insostenibilidad tal que el cese no genere rozamientos internos y externos y se admita como normal por unanimidad absoluta.

Echar a la calle ahora a Herrera es para Pitarch y su equipo desprenderse del único burladero que tienen para intentar minimizar un hipotético fracaso al final de la temporada. Nada les garantiza, a solo 13 jornadas para el final, que sustituirlo por Emilio Larraz (el entrenador del filial es la única opción barajada desde hace tres semanas) tenga un resultado satisfactorio. Esa positiva resurrección con Larraz, por más que se desee, no tiene garantías previas.

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