Cuentas pendientes

Recuperar el respeto y el prestigio de La Romareda es una obligación del Real Zaragoza.

Entrenamiento del Real Zaragoza
Entrenamiento del Real Zaragoza_6
J. L. G.

Tiene el Real Zaragoza de Paco Herrera un puñado de cuentas pendientes. Aunque el central Álvaro ?como buena parte del zaragocismo- se decantaba por una: la endeblez del estadio de La Romareda. 19 puntos conseguidos -la mitad de los 38 sumados en total- en 14 partidos, pone de relieve las deficiencias de un equipo que debía haber asentado su poderío y jerarquía en el estadio municipal. En donde se ha mostrado menos solvente.


Transmite el vestuario la propuesta de que un triunfo podría relanzar a la formación zaragocista a la zona noble. En realidad, ganar es una obligación para seguir viviendo en el entorno del 'play off' y, de paso, poner tierra con las complicaciones en las que podría meterse el equipo si no rompe definitivamente con la racha de malos resultados.


Es verdad que el empate en Huelva no es malo. Resulta doloroso haber perdido dos puntos, pero el Real Zaragoza se mostró como un equipo distinto, sólido y ambicioso, con argumentos para ganar. Pero esa imagen no oculta los datos: dos puntos de 15 posibles es una trayectoria insoportable.


Pendiente queda pues cambiarle el paso a la racha. Que supondría, al mismo tiempo, ofrecer una cierta estabilidad ?solo cierta- al banquillo zaragocista. Porque la desagradable situación que vive Paco Herrera, en la diana de forma permanente, pasa también factura, de forma indiscutible, al equipo.


La continuidad de Herrera es otra cuenta que se debe añadir al partido. El perenne ronroneo del cambio ?argumento constante de García Pitarch- complica de forma fundamental el trabajo del Real Zaragoza.


Es tiempo de que futbolistas de empaque y jerarquía asuman el papel que les corresponde en este Real Zaragoza de escasas referencias y acogotado por las complicaciones.


Dice Álvaro que es el momento de ubicarse definitivamente para pelear por el ascenso en el tramo final de la Liga. Porque el Real Zaragoza todavía está en condiciones, a pesar de su irregular línea de juego, de pelear por su objetivo. Ganar brindaría, desde luego, esa alternativa; y daría realce al empate del Nuevo Colombino.


Entre las cuentas, desde luego, la más seria es recuperar el respeto del estadio de La Romareda.