De vuelta al fútbol

El Real Zaragoza debe olvidar los problemas extradeportivos y encontrar el norte en el balón.

Entrenamiento de este jueves
Entrenamiento de este jueves_13
J.L.G.

Otra semana movidísima en los aspectos extradeportivos, marcada por las protestas,  la profunda división entre los gestores del Real Zaragoza y la declaración de Agapito Iglesias, desemboca ya en otro duelo clave para las aspiraciones deportivas del conjunto zaragocista.


El cuadro aragonés recibe a un Castilla en plena progresión, después de ganar tres de sus últimos cuatro partidos, lo que le ha permitido abandonar el farolillo rojo.

Todo el mundo sabe que los problemas del Real Zaragoza no están en el rival y mucho menos, a pesar de su desparpajo natural, en un equipo filial. Sin embargo, merece respetarse la entidad de un equipo que marca una trayectoria inversa a la formación de Paco Herrera. Porque el raquítico punto rescatado en Tenerife, hace una semana, es el único bagaje, muy pobre, del equipo aragonés en el mes de febrero.


El técnico, siempre cuestionado, se esfuerza por dotar de espíritu deportivo a un grupo humano que tiene mil frentes abiertos en la cabeza. Es el sino de este Real Zaragoza de Agapito Iglesias y García Pitarch. Aunque su obsesión es aislarles del entorno y poner de relieve la trascendencia de la cita de este domingo. Porque ganar es de nuevo imprescindible para el equipo aragonés.


Paco Herrera debe introducir cambios en la formación. La vuelta de Álvaro da consistencia al sistema de contención, un aspecto fundamental en el equipo, que tirita y se derrumba cuando no encuentra solidez atrás.


La previsible vuelta de Acevedo resulta también clave en la línea medular, en donde hace tiempo que se solicita la frescura de Tarsi. Los problemas físicos, además, dan la oportunidad a Paco Herrera de dejar de castigar a Luis García y al equipo; y, al mismo tiempo, podrían retornar a la alineación tanto Barkero como Henríquez, largamente solicitado por la afición blanquilla.


Retornar al fútbol, devolver la cabeza y las miradas al terreno de juego resulta fundamental en este Real Zaragoza dubitativo, perdido en un laberinto en el que nadie –nadie- se aclara. Cuando el balón vuelva a ser el norte se podrá producir ese salto de calidad al que aspira el zaragocismo.


Fin de semana. Tiempo de fútbol. Llega el pequeño Real Madrid.