Pitarch se queda solo

El anuncio de que todos los ejecutivos de la SAD tienen bloqueadas sus nóminas hasta junio ha generado un conflicto entre el equipo del director general y los demás dirigentes

Jesús García Pitarch, junto a Jordi Bruixola (detrás, Luis Carlos Cuartero), en la última Junta de Accionistas de la SAD.
Pitarch se queda solo

La fractura interna dentro del Real Zaragoza SAD, que viene gestándose desde hace meses, es un hecho desde este fin de semana. La decisión de Jesús García Pitarch, el director general, de anunciar públicamente que todos los dirigentes y ejecutivos de la entidad van a dejar de cobrar sus nóminas hasta junio ha abierto una brecha en las relaciones del valenciano y los miembros de la vieja guardia de la gestión de Agapito Iglesias. Estos consideran que una decisión de tal envergadura no puede adoptarse de manera unilateral y sin advertir ni ser discutida con antelación, circunstancia que se dio el pasado viernes, según han puesto de manifiesto los afectados.


Jordi Bruixola, el director de comunicación, fue el encargado de difundir la información. Tan sorprendente anuncio se argumentó como una maniobra necesaria para «redistribuir ese dinero y que así puedan percibir sus mensualidades los futbolistas» sin problemas de liquidez, algo que parece agobiar el día a día de la gestión de Pitarch en las últimas semanas. En dicha comunicación, se nombraba al propio Pitarch como uno de los que dejaban de cobrar. También a los miembros de su equipo de confianza, el citado Bruixola y Moisés García, el secretario técnico del club. Y, asimismo, en el listado aparecían los consejeros Paco Checa (secretario general), Luis Carlos Cuartero, José Guerra (director financiero) y el doctor Jesús Villanueva, jefe de los servicios médicos y considerado por Pitarch como un activo del grupo de confianza de Agapito, como los tres anteriormente citados.


En las horas previas al viaje a Canarias, este acontecimiento generó un conflicto intestino que acabó mermando la representación institucional al frente de la expedición del Real Zaragoza a Tenerife. Pitarch y Moisés, esta vez, habían decidido no acudir a las islas (el director general, en contra de su costumbre de viajar siempre con el equipo). Sí lo hacía Bruixola, que se desplazó en un coche desde la capital aragonesa hasta el aeropuerto de Madrid en compañía de Checa y Cuartero.


El viaje fue movido. El asunto de la congelación de las nóminas y el método utilizado por Pitarch y su grupo de confianza para ponerlo en vigor derivó en una discusión y una situación tan desagradable que acabaría con Bruixola descabalgado del viaje a Santa Cruz. Los tres llegaron a la terminal de Barajas, donde se incorporaron al grupo, que se disponía a comer antes de embarcar en el avión. Bruixola, por su parte, y después de varias conversaciones telefónicas con el ausente Pitarch, decidió abandonar el aeropuerto sin despedirse del resto.


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