Querido Paco Herrera...

El importante triunfo del Real Zaragoza en Gijón refuerza a Paco Herrera frente a la desestabilizadora gestión del equipo directivo de la entidad blanquilla.

PAco Herrera, entrenador del Real Zaragoza, en la Ciudad Deportiva
Herrera: "Si ganamos cuatro de cinco partidos, estamos en promedio de ascenso"

El triunfo del Real Zaragoza en El Molinón, ante un Sporting al que sobró dureza, supone un espaldarazo al técnico, Paco Herrera, que el pasado viernes, inmerso como estaba el equipo en una complicada tempestad, solicitaba una victoria en Gijón que entonces sonaba a quimera.


Un muy bien plantado Real Zaragoza se llevó los tres puntos porque quiso, porque tuvo fe y ambición; el equipo supo sustraerse a los gravísimos problemas internos de la entidad y apostó por una victoria fundamental. Por primera vez, el Real Zaragoza visita la zona de promoción de ascenso en el momento, sin duda, más delicado de la temporada.


La reacción de una plantilla herida por la directiva del club, tras su decisión de abrir la puerta de salida a los capitanes, fue la de arropar al técnico; unirse a la quien hoy en día es de lo poco reconocible de este Real Zaragoza, y a sacar el orgullo para lograr un triunfo importantísimo frente a un rival que encadenaba ocho jornadas sin conocer la derrota.


El equipo aragonés le dio la vuelta al partido y se permitió el lujo –que no debe ser admisible- de fallar un penalti en el tramo final. Cidoncha, cuando moría el encuentro, brindó una victoria merecida a la formación de Herrera, ante un rival que ya jugaba con ocho jugadores y había perdido al entrenador.


Pero esa circunstancia fue una elección de un Sporting que optó por la dureza excesiva, por un fútbol que sobrepasó en muchos momentos los límites de la deportividad. Si en otros partidos le dio resultado, no ocurrió lo mismo ante un Real Zaragoza que –en una paradoja a estas alturas- fue quien brindó la deportividad y el señorío futbolístico en El Molinón.


La reacción del equipo y la unidad mostrada a lo largo del partido y tras la victoria supone, sin duda, un merecido refuerzo para Paco Herrera y pone en entredicho la desconcertante forma de gestionar de García Pitarch y su equipo directivo, directamente responsable de la desestabilización que sufre la entidad.


El triunfo y la unidad de la plantilla refuerza a los componentes de la estructura técnica, que en una situación complicadísima, cuando la directiva empujaba al equipo hacia el abismo, ha sabido transmitir un mensaje de orgullo profesional y respeto al Real Zaragoza, sobre el que se ha asentado la victoria en Gijón.


La obligación ahora es refrendar la victoria el próximo fin de semana, ante el Alcorcón, en el estadio de La Romareda. De momento, en plena crisis institucional, el Real Zaragoza pisa ya los puestos de promoción. Por primera vez en lo que va de Liga. La plantilla lo tiene claro: querido Paco Herrera…