Opinión

¡Por favor...!

El Real Zaragoza no pasó del empate sin goles en su estreno en casa ante el Mirandés. El repertorio blanquillo es limitado y carece de acierto y de remate.

Primer partido de la temporada en La Romareda
Real Zaragoza - Mirandés_9
TONI GALÁN / A PHOTO AGENCY

Si a la desazón le gustara el fútbol, se vestiría de blanquilla y se alinearía en los asientos de La Romareda. El Real Zaragoza volvió a jugar otro partido para pasar página cuanto antes. En su estreno en el estadio municipal, ante un modestísimo Mirandés, se dejó dos puntos y no pasó de un empate a nada. Es verdad que dispuso de ocasiones para llevarse el partido -aunque pocos, hizo más méritos que su rival-, pero se dejó escapar una victoria que tenía que haber sido imprescindible.


Mejoró el Real Zaragoza con respecto a su tedioso estreno en Alicante, ante el Hércules. Fue de más a menos en ambas mitades, y tuvo opciones -sobre todo en dos acciones de Roger y Jorge Ortí, además de una de Víctor en la primera parte- de hacerse con el triunfo. Pero al equipo le faltó intensidad, decisión, convicción. La Romareda se pareció demasiado a esos partidos de la campaña pasada, en los que al equipo se le escapaban los puntos entre las manos.


El equipo aragonés careció de remate y acierto. Y su falta de fe dio alas a un Mirandés poco más que apañadito, que se llevó un punto que suma a los tres que ya consiguió en su estreno, en casa ante el Barcelona B. Su parroquia, que acudió en masa para animar a la escuadra burgalesa, puso color al partido y fue un estímulo constante para los suyos.


No llegó La Romareda a la media entrada. Y ya resulta meritorio el comportamiento del zaragocismo. Que sufre, ahora en Segunda, los avatares, siempre dolorosos, del club de sus amores. El empate no sabe a nada y exige reaccionar de inmediato. Es obligado ganar porque el equipo aragonés se ha dejado ya cuatro puntos por el camino. Una victoria en B arcelona. Que ya vale, por favor...