Real Zaragoza

La sombra del juego aéreo

La derrota ante el Numancia por 1-0, tras encajar un gol de cabeza, revive los viejos fantasmas del balón parado.

Alcolea intenta despejar el balón en su área
Primera derrota, pocas conclusiones
M. TEJEDOR

“Ni siquiera el gol para mi es opción de gol. Es un error tremendo de nuestra defensa, de la opción a balón parado”. Son palabras de Paco Herrera para analizar la derrota por 1-0 que el Real Zaragoza sufrió ante el Numancia en su quinto partido de pretemporada. Aunque, desde luego, podrían haber sido pronunciadas por cualquiera de los antecesores del técnico catalán en el banquillo zaragocista. En Soria, el conjunto blanquillo despertó al que, probablemente, ha sido su fantasma más temido durante las últimas temporadas vividas en el alambre; la defensa de las jugadas de estrategia. Las alarmas vuelven a sonar.


El entrenador de los aragoneses quiso ver la situación bajo una óptica optimista. “Esto nos viene muy bien para subsanarlo y que este tipo de cosas no pasen más”, señaló mientras se lamentaba en voz alta del gol concedido minutos antes. “Un balón parado, sacado del medio campo y que nos cuesta un gol es para decir 'aquí falla algo, aquí hay algo que estamos haciendo mal'”, repasó mentalmente una y otra vez.


La acción sirvió para desnivelar un encuentro trabado que hubiera podido resolverse con empate a cero. Sin duda, un brochazo de la realidad que puede esperar a los aragoneses en Segunda División. En una categoría tan competida como lo es la de plata, un error puntual puede marcar la diferencia. Si alguien lo ignoraba en la plantilla zaragocista, desde luego ya lo sabe. 


No obstante, el fallo cometido ante el Numancia duele más porque la defensa del balón parado es una acción que ya estaba siendo trabajada por Herrera. Seguramente, consciente del desastre que supuso la pasada campaña, cuando supuso uno de los principales argumentos que condenó a los blanquillos a la Liga Adelante. Por ello, varias son las sesiones que el técnico ha dedicado a posicionar a cada uno de sus zagueros para repeler un ataque de estrategia. Ejercicios y rutinas que, a buen seguro, no cesarán en la Ciudad Deportiva hasta que el temido fantasma haya sido ahuyentado de manera definitiva.