Real Zaragoza

La ilusión Villanova

En un Real Zaragoza necesitado de referencias, la deconcertada afición encuentra en el exfutbolista una figura reconocible, con los perfiles claros de lo que ha sido la entidad blanquilla.

Isidro Villanova, en segundo plano, en un partido de Aspanoa con el Real Zaragoza
Isidro Villanova, en segundo plano, en un partido de Aspanoa con el Real Zaragoza
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El paso del tiempo consolida la alternativa de Isidro Villanova como una pieza fundamental en el nuevo organigrama del Real Zaragoza. De momento, Agapito Iglesias no ha movido ficha y ha de ser el soriano el que dé el visto bueno a la operación. Sin embargo, hace tiempo que el máximo accionista tiene encima de la mesa la opción de entregarle galones directivos.


Esta opción ha cobrado todavía más peso específico con la llegada de Jesús García Pitarch, que desembarca en la capital aragonesa con el rango de director general. Villanova y Pitarch, los dos hombres de fútbol, coincidieron además en el Logroñés en su época de futbolistas.


El nuevo hombre fuerte del Real Zaragoza ya se ha citado para un encuentro con Isidro Villanova, en una cita inminente, tras la llegada física del dirigente valenciano a la capital aragonesa. De esa cita, y del puzzle que prepara Agapito Iglesias, resultará buena parte del nuevo organigrama institucional de la entidad blanquilla.


García Pitarch ha dado el visto bueno a la incorporación del exzaragocista a las labores de gestión; una cuestión que hace tiempo que rondaba por la cabeza del dueño del máximo accionista. De hecho, la relación entre Pitarch y Villanova es más que cordial; y el valenciano quiere al aragonés a su lado.


Y es que, en estos tiempos, muchas son las virtudes que adornan la opción de Isidro Villanova. En primer lugar –y sobre todo-, su sólidas raíces zaragocistas. El exjugador militó durante 14 años en las distintas categorías del equipo; es un reconocido seguidor del Real Zaragoza; y posee sólidos conocimientos del fútbol, avalados por el Máster en Dirección Deportiva de la Federación Española.


Se convierte en un asidero, en un flotador en el desconcertante mundo del Real Zaragoza. La llegada de Paco Herrera y la claridad de sus ideas ha aportado un poco de optimismo. Villanova ofrece un salto de calidad; brinda esa ilusión de la que carece hasta ahora el proyecto zaragocista. Más aún en Segunda División.


En una situación desconcertante y comprometida, en la que tampoco aporta demasiada luz la llegada de Jesús García Pitarch, Isidro Villanova se convierte en una figura cercana y reconocible, un hombre de discurso sincero e ideas claras. Alguien que ha sabido encender una pizca de ilusión en el dolorido zaragocismo.


Le toca asumir la responsabilidad que adquiera en la nueva estructura deportiva –que está a punto de resolverse-. A su candidatura ya se ha adherido una gran mayoría de los seguidores blanquillos.