Opinión

Yo creo, ¿tú crees?

Un seguidor del Real Zaragoza anima al equipo en las gradas de La Romareda
La afición en La Romareda_5
T. GALAN/A PHOTO AGENCY

Es una cuestión de fe. Directamente. Una convicción. El Real Zaragoza tiene que ganar en el Benito Villamarín este domingo para seguir viviendo. No se puede pasar por la cabeza ningún otro resultado.


Ese reto y esa ambición deben grabarse a fuego en el técnico y en la plantilla del Real Zaragoza. Porque sobrevivir pasa por ganar.


Es verdad que la carambola de los resultados podría permitir al cuadro blanquillo seguir en Primera División aun cosechando sólo un empate en los dos últimos partidos. Pero la verdadera realidad es que el Real Zaragoza ya no depende de sí mismo, que tiene que ganar y esperar un tropiezo de sus rivales.


Tiene a tiro al Deportivo y a Osasuna; pero la obligación primera es ganar. Y, a partir de ahí, confiar en el pinchazo de quienes también han comprometido su futuro. Que es factible, que no resulta impensable.


La situación del Real Zaragoza es delicadísima –junto con las del Mallorca y el Celta, la peor; no cabe duda-. Sin embargo, no resulta descabellado pensar en reengancharse a la salvación, ante la complejidad de las citas de los rivales directos.


Hay que ganar. Olvidarse de estadísticas y agarrarse al amor a un escudo y a unos colores. Porque ese camino se asfalta a través de la convicción. Yo creo, ¿y tú?