Manolo Jiménez vuelve a encerrarse. Quiere preparar a conciencia el duelo que este domingo le enfrenta en el estadio de La Romareda (19.00) al Athletic de Bilbao. Este jueves el Real Zaragoza vuelve a entrenar a puerta cerrada. El objetivo: aislar a sus hombres, trabajar con más tranquilidad y ensayar la estrategia frente a los vascos.

Es muy poco probable que el técnico andaluz introduzca novedades en la formación. Jiménez ha logrado darle un perfil claro al equipo y lo lógico es que, dados los resultados, mantenga el estilo y a los jugadores. El cambio obligado es el del centro de la defensa: Loovens es baja por sanción.

En principio, Sapunaru podría formar dupla con Álvaro en el eje. Esa sería la opción más sencilla. El resto de las alternativas -meter a Pinter atrás o alinear a Paredes, por ejemplo- obligan a mover otras fichas en el equipo. A estas alturas, nadie quiere hacer demasiadas pruebas...

La obsesión de la formación blanquilla es el juego aéreo. Ahí es donde se encuentra el punto débil de los zaragocistas. Y el defecto es sobradamente conocido por todos los rivales. Fortalecer y apuntalar esa estrategia resulta fundamental. A ello se dedica Manolo Jiménez. A puerta cerrada.