Opinión

Conjura contra la decadencia

La intención de Manolo Jiménez ha contagiado al zaragocismo. El técnico sevillano quiere hacer algo grande en la Copa del Rey; y los aficionados, hartos de fiascos y de fracasos, se han subido a las aspiraciones del entrenador. Que lidera una conjura contra la línea de decadencia en la que ha estado inmerso el Real Zaragoza en los últimos años.


Por eso, el partido de esta noche ante el Levante adquiere un relieve singular. El conjunto aragonés quiere seguir adelante en el torneo del K.O. para ponerle unas gotas de ilusión, de espíritu positivo, a la temporada. Que ya va siendo hora. La eliminatoria la puso de cara Aranda en el Ciudad de Valencia, con ese 0-1 que el Real Zaragoza defiende en el partido de vuelta.


Ofrece el duelo, además, otras connotaciones. Entre otras, encararse con una escuadra levantina que dejó poso amargo hace apenas unas semanas en La Romareda. En un partido en el que el equipo valenciano traspasó los límites de la deportividad, los de Juan Ignacio Martínez se llevaron una victoria muy dolorosa para la formación blanquilla.


No es tiempo de escarmientos ni de revanchas. Porque ni siquiera es la misma competición, porque las aspiraciones no tienen nada que ver. Pero resulta inevitable que adquieran relieve las imágenes que quedaron entonces impresas en la retina. Lo que supondrá un estímulo para el equipo y para la afición.


Y ofrece además la eliminatoria la oportunidad de sacarse la espina de esa mala trayectoria del equipo en La Romareda. El Real Zaragoza debe recuperar los valores que se esconden en su propio feudo, los que tienen que hacer fuerte al equipo. Por eso, la cita de este miércoles brinda la ocasión de recuperar la autoestima en casa.


Esperan los cuartos de final de la Copa. Un reto que levanta el ánimo del zaragocismo. Esta noche, una cita con la ambición deportiva. Un pasito para alimentar por fin la ilusión de los fieles del Real Zaragoza.